Anhelos de un espectador

71 12 1
                                    

En este último año de su vida se la había pasado de expectador.

La primera mitad de ese año no podía evitar mirar con una sonrisa suave y con una envidia creciente a todas esas parejas felices que se habían multiplicado de manera descarada y que aparecían por todas partes, era como si el destino le quisiese mostrar a cada instante lo que no tenía.

No había vídeo en su feed de cualquiera de sus redes sociales que no tratase de parejas, poemas de amor, regalos, detalles y de cosas de amor en general.

Detestaba encender la radio.

Detestaba sus playlist de Spotify.

Detestaba entrar a cualquier red social.

Detestaba su trabajo.

Detestaba su lugar favorito.

Detestaba estar así de solo.

Realmente no odiaba nada, solo era la envidia cochina que recorría cada extremo de su cuerpo porque ¿A quién no se le antojaba tener esa clase de relaciones?

Esas donde te regalan flores.

Esas donde te dedican canciones, Tik Toks, Tweets y atardeceres.

Esas donde te llevan de picnic, a praderas, a la playa o a cualquier lugar.

Esas donde haces detalles estúpidos como cartas, cuadros, cajas y demás.

Esas donde hay frases tontas como "¿te puedo ver aunque sea diez minutos? Tengo ganas de verte" o "el tiempo a tu lado pasa demasiado rápido, cuando estoy contigo no siento el pasar del tiempo.".

Esas donde hay llamadas hasta la madrugada.

Esas donde hay audios tontos.

Anhelaba demasiado algo así.

Ya los otros seis meses se había resignado. Realmente en lugar de pasarla enfocado en ese deseo tonto debía tratar de trabajar en él. De todas maneras no es que era el hombre más social del mundo, se la pasaba enfrascado en una rutina tonta esa de levantarse, hacer un poco de ejercicio, bañarse, desayunar, leer bajo en árbol del parque que hay frente a su trabajo, trabajar e ir a casa. A veces salía con sus amigos, pero no es que iba a fiestas o cosas así. Entonces realmente esperaba que las cosas pasen de manera mística y en su gran mayoría no funcionan así.

May sabía bien que las cosas no funcionaban así, pero aún así deseaba que el universo se apiade de él y le ponga a un chico en su vida.

Era una tarde normal de sábado, había terminado de trabajar por lo que ahora podía descansar de su largo turno de cocinero, amaba cocinar, pero siempre lo dejaba cansado, así que por eso siempre iba a leer para relajarse un rato.

Sentado bajo el árbol, que parecía tener más de un siglo de vida, escuchó detrás de él un extraño alboroto. Curioso dejó todo de lado y se movió para ver qué pasaba, con la vista libre vió allí, junto al estanque, un joven de cabello alborotado, con lentes redondos y una cámara en mano.

Con mirarlo un instante pudo percibir la frustración que probablemente estaba en aumento.

-No huyan, no me los voy a comer, solo quiero un set de fotos decente- dijo mientras se movía hacia los patos, estos se alertaron por el movimiento y huyeron una vez más, el castaño soltó un gruñido de frustración.

El pelimorado sonrió levemente, se levantó de su sitio, limpió su ropa y a paso lento se acercó al fotógrafo.

Con delicadeza le tocó el hombro cuando se acercó lo suficiente y con una suave sonrisa le preguntó si quería ayuda con los animales de patas palmeadas.

La cara de alivio del ojiverde no tenía precio, definitivamente lo estaba pasando mal.

Sinceramente sabía poco de como tratar a un pato, pero al menos ese poco ayudó a que la sesión pueda llevarse a cabo.

-Oye, gracias por la ayuda- mientras decía eso el castaño le extendió una mano.

-De nada- y sonriente le estrechó la mano.

Terminado su acto altruista se volvió a acomodar a leer, estaba cansado así que probablemente en poco tiempo se iba a ir. Se recostó un poco en el tronco y se dejó bañar por la luz naranja del sol que atravesaba el verde follaje del árbol centenario.

Nadie imaginaba que un mes después el fotógrafo le iba a pedir su número.

Ese día estaba como cada mañana sentado leyendo el libro que casi estaba por terminar. No se esperaba que aquel chico despeinado que ese día le habló tan calmado y centrado se le acercase nervioso a pedirle el número, no se esperaba que alguien con aspecto de fiestero se pudiera tan nervioso en una situación que intuyó era demasiado común.

La situación le sacó una suave risa que no pudo evitar soltar.

-Escribeme cuando quieras.

Y a partir de ese día lo empezó a ver seguido. Todas las mañanas, se había acostumbrado a madrugar un poco más de lo normal para pasar más tiempo a lado de Víctor.

Y sin darse cuenta lo que tanto anheló llegó.

Ahora tenía a alguien a quien leerle.

Alguien con quién reír.

Alguien con quién pasar un rato feliz.

-Sabes May, no sé por qué pero contigo el tiempo de me pasa volando- le dijo el chico de ojos esmeralda. Mayo no pudo evitar regresar a ver al chico que le gustaba, no pudo evitar sonreír ampliamente.

-Es bonito saberlo.

Todo en su vida se estaba poniendo tal y cómo había deseado hace un año y medio. Ahora solo quería ver cómo poder dar el siguiente paso y ver si era correspondido, aunque medio lo interpretaba desde que le pidió que le lea un libro, lo pensaba así porque desde ese día comenzó su contacto físico innecesario, el roce de sus dedos, recostar su cabeza en el hombro del castaño o a él acostado en sus piernas, era bastante común. Y lo era hasta un viernes dónde lo notó más extraño de lo normal, empezó su lectura y con su reojo notaba lo inquieto que el chico de melena salvaje estaba. No se esperaba que ese día iba a recibir su primera flor, una roja amapola que bailaba delicada entre los dedos de Víctor, amó recibirla.

Amó recibir una cada día durante un mes.

Amó que el chico, del que ahora sabía que estaba enamorado, sea tan estúpidamente detallista.

Amó enterarse un mes después que aquella faceta tímida era únicamente para él.

Amó escuchar todo lo que dijo.

Y después de un año y siete meses, May, un tonto veinteañero que con una sonrisa y una envidia creciente miraba a las parejas pasar frente a él, que detestaba su feed en sus redes sociales, había dejado de ser espectador.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 03, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Anhelos de un espectador [Mayictor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora