prólogo

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Todos ansiamos crecer... Pero y ¿Si el solo deseaba regresar en el tiempo y ser pequeñito por siempre?. Porque la vida adulta apestaba y para sus recién cumplidos 18, la vida no parecia sonreir en lo mas minimo a Lee Felix, la desgraciada en persona.

Nacio en Australia, se mudo a Corea con su madre cuando sus padres se divorciaron. Felix tuvo que madurar a temprana edad, para cuidarse a si mismo mientras su madre trabajaba largas jornadas laborales para pagar el alquiler del pequeño departamento donde a penas y podían respirar, para alimentarlo y para pagar sus estudios.

El odiaba la escuela, odiaba a sus compañeros quienes siempre lo humillaban, a toda esa bola de gente a la que no podía comprender y que mucho menos, lo entendian a el...

Con tan solo 8 años de edad, Felix, tuvo que madurar, que encerrarse en un armazón para protegerse a si mismo de toda la mierda del mundo y de toda la mierda en la que vivia. Su madre, ya no era esa dulce mujer que lo crio hasta esos 8 años en los que vivia como una marioneta, un muñeco sin alma, sin permiso al fracaso y que vivia de halagos. Su madre, era odiosa, exigente, irritable y sin una pisca de tiempo para su unico hijo que se caía a pedazos con el paso de los años.

De repente, no eran más que un par de extraños con lazos sanguineos viviendo bajo el mismo techo, incapaces de hablar sin discutir, sin terminar herido por aquella mujer que juraba amarlo aunque en realidad parecia querer deshacerse de el.

A sus 18 años, un adulto oficialmente, asustado frente un mundo al que nadie le enseño a enfrentar. La presión sobre el todo el tiempo, la escuela, el trabajo y el miedo a equivocarse, al futuro incierto que lo esperaba como una leve llovizna que empeoraba con el tiempo, hasta que...

—Si hay conejos en la luna...¿También habra zanahorias?

Una pregunta tonta, echa por un par de inocentes ojos oscuros y tan profundos como el mar en medio de la noche que lo miraban atentamente en aquella lluviosa tarde en la que se vio atrapado en el trabajo gracias a que olvido su tonto paraguas.

—Los conejos lunares, tienen Zanahorias lunares, sin duda alguna.

Respondio irónico, recibiendo la sonrisa mas calida y sincera que había visto en su vida.

El amar a primera vista le parecia tonto, pero en ese momento, se sentía real.

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Disculpen los errores, solo quería escribir esto, por que me pareció una idea curiosa.

Aclaraciones:
Todo el contenido a continuación es pura ficción, asi como los lugares y escenarios descritos.

Mis historias son invisibles pero si alguien llega a leer esto espero y sea de su agrado

El extraño mundo de los adultos//HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora