Nunca fui el protagonista

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Nunca fui el más inteligente de la clase, tampoco el que alza la voz cuando cree que algo está mal, nunca fui aquel valiente caballero de brillante armadura, no soy quien salva a la princesa; ni siquiera estoy interesado en las princesas... Tal vez si fuese así no estaría como lo estoy ahora.

Siempre fingiendo ser fiel a mis principios, dando la cara cuando los demás me ven -¿Qué carajos es esto?, ¿A quien quiero engañar?, ¿A quien le estoy mintiendo?- quizás era a mi, mentirme... fingiendo ser un hombre que no soy, solo alguien insignificante en este basto mundo tirado en el frío piso del baño con saladas lagrimas recorriendo mis mejillas ¿Era así como quería terminar? Pues la verdad no, solo que ya me encontraba tan cansado como para seguir.

Pensamientos alegres inundan mi cerebro provocando que mi llanto aumente y que por lo tanto mi tristeza también, puesto a que no se si realmente era yo o solamente estaba fingiendo, o acaso son recuerdos falsos; ya no se que es real o que es falso. Con mis dedos recorría mi rostro iniciando desde la frente tocando con tanta delicadeza como si se tratase de una muñeca de porcelana, acaricié mis tupidas cejas para después bajar a mis ojos cristalizados e hinchados de tanto llorar sintiendo las lagrimas que mojaban mis dedos, agité mi cabeza dejando caer las lagrimas restantes de mis ojos, observé mis dedos húmedos para dirigirlos a mi boca saboreando el salado gusto que tenían -No sabe tan mal, les falta azúcar-, puse mis manos en mis mejillas para recorrerlas a mi cuello estrujando este con fuerza hasta dejarme sin aire, no pude evitar toser, ¿realmente me quería morir? No puedo responder esa pregunta en este momento porque te estaría mintiendo... mintiéndonos.

Abrí la llave del lavabo y dejé que mis manos acercaran el agua helada a mi pálida tez, claro, esto después de la terrible crisis existencial que había tenido en el piso del baño; con una de mis manos recorrí mi cabello sujetando este para formar una coleta mientras que con la otra recorría mi cuello acariciando ladeando la cabeza con los ojos cerrados soltando un leve suspiro, ya saben, era ese momento en el que deseaba afecto, el ser amado, tocar y ser tocado, simplemente complacer y ser complacido en la cama; necesito un amante y lo necesito ya, pero ¡hey!, no es como que publique en redes sociales "Hombre homosexual de 25 años busca pareja para ser follado"; quiero amar y ser amado... y tal vez también un terapeuta.

Se supone que los seres humanos estamos diseñados para estar acompañados, somos seres sociales, yo me siento solo... ¿saben que es peor que estar solo? bueno, para mi, es estar solo pero no querer estarlo, la verdad solo soy un cobarde, no me atrevo a salir y conocer personas ¿por qué? Porque tengo miedo a que me lastimen, ya estoy lo suficientemente herido como para darle permiso a alguien más de llegar y hacerme daño; como les digo, no tengan miedo, salgan y enamorense , debe ser una sensación hermosa, creo, nunca me he enamorado por temor, la vida es muy corta como para sentir temor por cosas tan humanas como estas.

Creo que doy buenos consejos ante toda la mierda que tengo en el cerebro, debe ser "experiencia" ¿quizá? También debo tomar en cuenta que soy muy sabio cuando no se trata de mi.

Tomé mi saco puesto a que es un día lluvioso "genial el cielo también está triste" compartimos penas y alegrías, puesto a que eso significa obviamente absolutamente nada, es algo que mi padre solía decir cuando era niño "-Compartes penas y alegrías con el cielo Canadá a cualquier parte que vas-" realmente esto debe ser una de sus metáforas, porque no siempre coincide mi humor con el clima, pero es un pensamiento que suele retumbar con constancia en mi cabeza, solía creerlo, aunque ahora solo es una tonta frase para un niño pequeño que ya no existe; salí de mi hogar corriendo hasta la avenida para pedir un taxi, aquí es difícil conseguir uno si no sabes la técnica correcta y una pizca de suerte, creo que este no era mi día de suerte ya que pasaron cientos de ellos hasta que uno hizo caso a mi llamado, le di indicaciones de que me llevara a un lindo bar que se encontraba hasta el otro lado de la ciudad, lo que significaba que el viaje iba a ser largo y costoso, me aseguré de traer cambio en la billetera, me tranquiliza mucho eso, le indiqué la ruta más corta al lugar y me puse mis audífonos para ver nostálgicamente la ciudad empapada por la ventana trasera del vehículo, era preciosa, había viajado mucho pero ninguna se comparaba a la vista de la ciudad lluviosa en la que vivía, tanta era la tranquilidad y bienestar que esto me traía que sin darme cuenta caí dormido, tanto así que cuando me di cuenta el señor ya me estaba moviendo para despertarme, miraba a mi alrededor aturdido y desorientado hasta que un minuto después recuperé la conciencia
-una disculpa señor, no era mi intención dormirme en su auto, ¿cuánto le debo?- le dije realmente apenado tallándome los ojos para después sacar mi billetera; -son 20 dólares jovencito- el señor me lo dijo tan amablemente que junto con las molestias no me atreví a reclamar, me bajé y entré al bar sin no antes suspirar postrar una cara amigable al mundo.

No pasaron ni tres segundos cuando con la mirada encontré a mis amigos, bueno, tampoco puedo decir que iba a ser tan difícil encontrarlos, resaltaban y de paso una mexicana agitaba el brazo de un lado al otro recitando mi nombre, inhalé profundo para zambullirme al grupo, me senté junto a los hermanos eslavos, eran tranquilos por lo que era mi lugar seguro en las fiestas o reuniones pero sabía que en las reuniones que teníamos todos no era color de rosas ya que los latinos siempre querían ponerle sazón al ambiente con un maravilloso juego de copas, juego donde toda la verdad sabia a luz o medianamente a luz y todos nos quedábamos intrigados con quien o que habían hecho, no voy a negarlo yo. También me quedaba intrigado con todo, una buena y jugosa verdad puede emocionar a cualquiera ¿no?

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2023 ⏰

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