La lejanía

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Lan Zhan estaba cerca de la chimenea encendida ya que caía una lluvia torrencial y Wei Ying estaba en una asignación especial.  Su corazón se acelera de sólo pensar que algo pueda sucederle, ser policía es sumamente peligroso y aunque lo acepta no tiene que gustarle.

Ni siquiera había recibido un mensaje como siempre ya que su esposo sabía cuánto se preocupaba.  Su aroma a melocotón se volvió podrido.

Estaba por volver a marcarle a su alfa pero un pequeño gimoteo lo hizo detenerse, tratando de serenarse liberó feromonas para hacer sentir segura a su hija. 

Tomó a su pequeña Naz en brazos y la acercó a su cuello, su hija quién físicamente era igual a su padre a excepción de sus ojos, oro líquido que brillaban con la luz soltó un sonidito de alegría al sentirle.

-Shhh, cariño papi está aquí ¿qué te despertó la lluvia o extrañas a papá? aunque se preguntó más para sí mismo.

Acariciando su pequeña espalda fue a la cocina por una botella de leche tibia para su hija, aún nervioso se sentó en el sofá cerca del calor del fuego y alimentó a Naz quien ajena al papitar preocupado de su padre tomaba con ansias.  Una vez terminó de alimentarle la colocó en su hombro para sacarle el aire y luego la arrulló hasta que la vio dormirse. Marcándola con su olor la llevó a su habitación.

Cuándo supieron que era una niña Wei Ying brincaba y celebraba por todos lados ni que decir de su alfa interior que se volvió sumamente sobreprotector.  Entre ambos eligieron la decoración blanca y rosada adornando las paredes con pegatinas de flores de melocotón y mariposas, realmente quedó hermosa.

Lan Zhan suspiró colocando a su pequeña en la cuna, le arropó y le prendió el móvil que tenía mariposas que danzaban sobre ella.  Una vez asegurado que todo estaba en orden volvió camino a la sala cuando lo escuchó, el sonido de la puerta al ser abierta ansioso corrió al encuentro de su alfa.

Wei Ying lucia cansado pero aún así apretó contra sí a su omega que olisqueaba su cuello.

-Cariño ya estoy en casa le habló suavecito a lo que Wangji gimió.

Lan Zhan entendía el trabajo de su esposo y se sentía muy orgulloso de él pero no podía evitar la angustia en su alma cuando salía por la puerta.  Wuxian lo llevó al sofá sentándolo en su regazo mientras le daba caricias reconfortantes en su cintura.

-No mandaste el mensaje, estaba preocupado le reclamó con suavidad. El alfa levantó su rostro dándole un beso en los labios.

-Lo siento fue muy difícil la redada de hoy y cuando terminamos olvidé el celular. Lamento haberte preocupado mi amor le dijo tomando su mano.

Lan Zhan se acurrucó mas cerca, envolviendose en el aroma de almendras y vino que tanto adoraba.  Se sentía como hogar para él.

Fueron a la cama luego de que Wuxian viera a su pequeña y se acostaron abrazados.

-Te amo alfa le dijo susurrando sobre su pecho.

-Yo también te amo, amo todo contigo le aseguró sujetando a su omega mas fuerte sobre él viéndolo caer en los brazos de Morfeo.

Si, la vida de un policía era peligrosa e impredecible pero al final él siempre regresaría a casa.

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