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Ari se encontraba afuera del santuario de Juan para poder darle una visita sorpresa y un regalo sorpresa

- Juan, Juanito-Dijo la rubia golpeando la puerta con una carta en sus manos-

- Juan estas ahí? -dijo otra vez-

- La chica no se iba a vencer tan fácil así que vio la puerta abierta donde daba el patio del hechicero y no le quedaba de otra de entrar

- Pelusa? -Dijo la chica confusa al ver a la gata de Spreen acostada en el suelo-

- Oh gatita ven para acá, Sabes que tu dueño está muy preocupado por ti? -Dijo tomándola en sus brazos olvidando completamente a Juan- 

- Mmh aun que tu dueño me caiga un poquito mal voy a hacer buena y te voy a llevar con el, Va?

- Miau?-Dijo el supuesto gato llamado pelusa tratando de salir de los brazos de Ari-

- No, no gatita, ven vamos con tu dueño -Dijo con una sonrisa en sus labios para luego caminar fuera del santuario-

- No, no gatita, ven vamos con tu dueño -Dijo con una sonrisa en sus labios para luego caminar fuera del santuario-

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- SPREEN! -Dijo la chica entrando a la pollería viendo todos los carteles que había-

- Que querés Ar- PELUSA SOS VOS? -dijo el Oso dejando lo que estaba haciendo para tomar a su querida gata en sus manos-

- Un gracias al menos no? 

- Ah si, gracias Ari, donde la encontraste? -dijo nuevamente el chico viendo si su gata no tenía nada-

- Oh bueno, La encontré en el santuario de Juan- Dijo otras cosas pero parece que Spreen solo escucho el nombre "Juan"

- Ese caballo de mierda me va a escuchar - Dijo en susurro-

Después de esa charla Spreen quería que le contara todos los detalles de donde encontró a Pelusa y en qué estado estaba su gata 

¿Y Ari?

Oh, Ari solo respondía

porque parece que la felicidad de Spreen duro poco.

¡𝑉𝑂𝑆 𝑁𝑂 𝑆𝑂𝑆 𝑃𝐸𝐿𝑈𝑆𝐴!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora