Volver a comenzar

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- Aquino y Duxo, dos mejores amigos desde que ambos tienen memoria, totalmente inseparables, junto con su grupo de amigos, pero aquello dos resaltaban

Hace años atras...

(Todos tenían entre 8-10 años)

En un pequeña calle, sola,casi anocheciendo, se encontraba un grupo de niños jugando a las "carreritas" o al menos así lo llamaban ellos, al terminar la carrera obtuvieron como ganador a un pequeño niño de cabello negro con reflejos morados, mientras uno de cabello castaño reclamaba el haber perdido.

-¡No es justo! ¡Hiciste trampa!- Grito una voz infantil, enojado y cansado a la vez

-¡Yo no hice trampa! Gane justamente- Refutó otra voz, la de un niño victorioso

-Tu siempre haz sido el más rápido Duxo, no es justo- Comentó, refiriéndose al pequeño ganador

-¡Y siempre lo seré Llocochon! Es algo que Aquino no puede entender- Decía con un tono orgulloso de su victoria -Hey! Miren quienes apenas van llegando

Los dos otro pequeños voltearon la mirada hacia donde nuestro pequeño Duxo señalaba, se trataba de C3jo y Tomy, quienes apenas estaban llegando de lo más cansados

-¡Hay que jugar a otra cosa! ¡Esto no me gusta!- Grito nuestro pequeño Tomy, agotado y frustrado por haber perdido, queriendo revancha en otro juego

-¿No podríamos descansar? Esto de correr no es lo mío, y lo saben- Justificó C3jo arrepentido de haber aceptado jugar, él es más de juego en los que no se deba de hacer mucho esfuerzo

-¡Vamos chicos! ¿otras carreras?- Hablo Duxo en un tono burlón hacia Tomy y C3jo

-Yo apoyo a C3jo, descansemos un rato, luego seguimos jugando- Dijo Llocochon mientras se dirigía a unas gradas, donde tomo asiento

Todos los demás siguieron a Llocochon y tomaron asiento todos juntos con sus respiraciones agitadas, mientras miraban el cielo, repleto de estrellas, y con la luna más brillante que pudiese haber, la más hermosa de todas.

Fueron pasando los minutos, hasta que los padres de Tomy llegaron por él, los otros cuatro se despidieron de él, y así ocurrió lo mismo con Llocochon y C3jo, y solo quedaron nuestros dos protagonistas.

-La luna es hermosa, ¿no crees Duxo?- Dijo el castaño sin dejar de ver la majestuosa luna brillar, la luna brillaba al igual que sus ojos café

-¡Sí! Es hermosa, es raro, pero me siento en paz viéndola...- Comentó con inocencia viendo la luna, hasta que su mirada volteo a ver los ojos de su amigo -la luna no es lo único que brilla

-¿A que te refieres? ¿Que otra cosa además de la luna podría brillar?- Preguntó volteando la mirada hacia los ojos oscuros de su pequeño amigo

-¡Tus ojos! ¡Brillan! Brillan igual o más que la luna, ¿no lo haz notado- Admitió entusiasmado, mirando con más atención a los ojos del pequeño Aquino

-¿En serio? Bueno... realmente no lo había notado, gracias, es lindo viniendo de ti- Respondió algo avergonzado, con un leve sonrojo por la pena de que su mejor amigos pudiera notar eso en él

-Aquino, me puedes prometer algo?

-Claro Duxo, por ti lo que sea, dime

-Puedes prometerme que sin importar lo que ocurra, siempre seremos mejores amigos?- Habló apenado y desviando la mirada, aún que no lo admitiera, quiere a sus amigos, sobre todo a su mejor amigo Aquino

-¡No hace falta que me pidas eso! Seremos mejores amigo por siempre Duxo, tenlo por seguro- Tomo la mano del menor y le dio una cálida sonrisa, Duxo sabía que esa sonrisa tan hipnotizante, significaba "Te lo prometo"

Ambos niños siguieron contemplando la oscura noche, hasta que llegaron por Duxo, ambos se despidieron y Aquino partió a su casa, esperando que sea mañana, así encontrase nuevamente con sus amigos...poder encontrase nuevamente con Duxo.

Hasta que la muerte nos separe ¿no es así?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora