Mi amor no llores

Parte 2

A-Huan, prométemelo. Si alguna vez peleamos, no nos vayamos a la cama enojados, ¿de acuerdo?

Realmente nunca han peleado antes.

No precisamente.

La habitación en Koi Tower está llena de una sensación de frustración, ira y desesperación desgarradora. Los olores que suelen convivir pacíficamente chocan violentamente unos contra otros.

En todos los años de su amistad, cortejo y eventual matrimonio, nunca antes se habían peleado.

No verdaderamente.

Pero mientras la preocupación y la rabia parcial bombean acaloradamente por todo su cuerpo como magma líquido, Lan Xichen no puede evitar alzar la voz. "¡DIJE QUE NO!"

Luego, Lan Xichen hace una mueca y se traga el nudo ardiente en su garganta mientras observa a Jiang Cheng estremecerse y tambalearse hacia atrás, abrazando a su hijo contra su pecho, mientras sus ojos gris clemátide brillan con lágrimas de angustia y traición. Lan Xichen había usado la voz de su alfa contra Jiang Cheng cuando prometió que nunca haría tal cosa.

"A-Cheng-" Lan Xichen extiende sus manos, pero Jiang Cheng simplemente se da la vuelta y coloca a su hijo de seis meses en la cuna prestada que su hermana le había dado para su estadía en la Torre Koi. "Tienes que-"

"Por favor, no te vayas, A-Huan". Jiang Cheng rogó, interrumpiéndolo mientras se alejaba de la cuna y se dirigía hacia su esposo. "¡A-Xian es mi hermano!"

"Y Jin Zixuan era de A-Yao. También era el padre de tu sobrino". Lan Xichen respondió suavemente, ignorando cómo el nombre de Jin Guangyao hizo que la nariz de Jiang Cheng se arrugara con disgusto.

"¡Conozco a mi hermano! ¡A-jie conoce a nuestro hermano!" Jiang Cheng gritó desesperadamente mientras se movía y agarraba la túnica blanca y azul lapislázuli de su esposo. "¡Algo está mal! ¡Algo no está bien con lo que pasó! ¡A-Xian nunca haría algo para lastimarme a mí oa A-jie!" El agarre de Jiang Cheng se intensificó en la túnica de su esposo mientras su tono subía más y más durante su diatriba y la desesperación total de que su esposo entrara en razón.

Lan Xichen desenredó suavemente las manos de Jiang Cheng de su túnica y las cubrió con las suyas. "A-Cheng, no tengo otra opción ahora. De cualquier manera, Wei Wuxian ha matado a un heredero de la secta y esos Wen-"

"¡No son más que los ancianos y los niños!" Jiang Cheng respondió con una mirada feroz. "Lo vi yo mismo cuando llevé a A-Yi a verlo".

Lan Xichen apretó más las manos de su esposo y tiró de él hacia adelante hasta que su cuerpo estuvo cerca del suyo. "¡Trajiste a nuestro hijo a los túmulos funerarios sin mi permiso! ¿SABES LO PELIGROSO QUE FUE ESO?" Espetó, su ira estalló cuando sus ojos se oscurecieron en un profundo tono dorado miel de su habitual color citrino claro.

Jiang Cheng luchó por alejar a Lan Xichen, mientras ignoraba las lágrimas que caían por sus pómulos con una visión salada borrosa. "¡NO NECESITO TU PERMISO PARA NADA!" rugió, todavía luchando contra el apretón de Lan Xichen. Su marido tenía suerte de que lo amase, o Zidian ya lo habría liquidado.

Lan Xichen lo suelta tan abruptamente que Jiang Cheng tropieza por un breve momento. "¡LO HACES CUANDO INVOLUCRA A NUESTRO HIJO!" Lan Xichen se llevó una mano a la cara e inhaló profundamente para tratar de calmar su creciente temperamento. Rara vez se enojaba, pero cuando lo hacía, incluso Nie Mingjue temía estar en su camino. "A-Yao tenía razón". Lan Xichen murmuró por lo bajo, pero lo suficientemente alto como para que Jiang Cheng lo escuchara.

El rostro de Jiang Cheng se retorció con disgusto y rencor, al igual que lo hizo su a-niang cuando el nombre Cangse Sanren salió de la boca de su a-die, "¡Oh, qué te ha dicho tu precioso A-Yao ahora! ¡Eh! ¡Qué miel de seda dijo! ¡Que palabras derramadas salio de su sucia boca omega!"