1.

137 5 5
                                    

Federico miraba a los dos hombres sin saber quién era el cómplice que Malala indicaba. Frente de la calle se encontraban el conde Máximo y su secretario, Lorenzo.

"¿Quién de los dos será?" Se preguntaba el rubio, teniendo algunas sospechas.

Máximo se encontraba con una joven rubia, muy linda, pero desde una calle de distancia se le veía el anillo en el dedo.

Florencia, por otro lado, esperaba ansiosa la llegada de su príncipe. Ya había dejado a la bruja y tirado a la víbora de su madre, ya nada les impediría estar juntos.

Miraba el reloj, esperando a que den las 16:00 para encontrarse con su rubio, su príncipe de cuentos, el esperado. Tenía la bola de cristal que el joven le había dado, para que lo recuerde en la espera.

...

Federico vió que la jóven se alejó en un remis así que decidió acercarse, cruzar la calle para poder obtener más información sobre el presunto cómplice. Al cruzar, nota que un coche va directo al Conde, con intención de atropellarlo.

- ¡Cuidado! -

...

- ¡Por Dios! Alguien llame a un médico, ¡por favor! - Gritó una joven que estaba sentada en una mesita cercana.

- No, no hace falta, estoy bien. - Dijo el rubio tocandose con una mueca de dolor la pierna. - Solo es una lesión, no es tan grave, precisaría que me lleven a mi casa solamente. - Dijo con calma y sin sacar el ojo de vista al secretario y al Conde, que lo miraban con asombro y agradecimiento.

- Yo te llevo, no tengo problema. - Dijo el Conde con una sonrisa. - Al final, vos me salvaste de, capaz, una muerte absurda. - Exclamó mientras agarraba a Federico del hombro y lo ayudaba a caminar. - General, me haría el favor de avisarle a Evaristo. -

- Cómo no, Máx. - Dijo el jóven muchacho, con un traje de militar en silla de ruedas.

En el camino a casa, el Conde no podía dejar de agradecerle a Federico, mientras que el rubio no dijo ni una palabra, solamente sonreía forzadamente intentando no mostrar dolor, duda o sospecha.

Al llegar los recibió Franco, su hermano, quién estaba todo golpeado junto con Amelie, la tía, y Matias, que era su mejor amigo y abogado.

- ¡Alemán! ¿qué pasó? - Dijo Matias dejando a Franco en manos de la tía y yendo dónde Federico para ayudarlo.

- Un salvaje se cruzó queriendo chocarme pero Fritzenwalden se puso en el camino recibiendo el impacto. - Dijo el Conde.

Franco lo miró con desprecio, pero al verle la pierna a su hermano se levantó preocupado y fue donde él.

- ¡Sos un animal! ¿Cómo lo vas a traer a casa? Mírale la pierna. ¡Lo hubieses llevado a un hospital, que lo vea un médico! - Dijo pero al darse cuenta que faltaba alguien dejó de lado a Máximo y lo miró a Federico. - ¿Y Flor? -

Sin más entró la jóven con un vestido azul que le lucia hermoso, hacia que resaltase su hermoso cabello color castaño, y sus ojos verdes.

- ¿DÓNDE ESTÁ ESE FREEZER CONGELADO? CUANDO LO VEA LO VOY A AGARRAR Y LO VOY A HAC- Se paró y tiró las bolsas que tenía al ver a Federico tirado en el sillón con la pierna muy lastimada encima de la mesita. ‐ ¡Don Freezer, ¿qué pasó?! - Dijo moviéndolo al Conde para estar junto a su rubio.

- Tuve un accidente automovilístico, Shatzi. - Dijo Federico.

Flor lo abrazo y sin más trajo agua, alcohol y una venda para desinfectarle y curarle la herida.

-Muchas gracias Federico por la acción que tuviste, fue muy generoso de tu parte. Tengo una gratitud eterna con vos y toda tu familia. - Dijo el Conde dándole una palmada en el hombro para así levantarse. - Bueno, yo me tengo que ir. Me están esperando. Quédese tranquilo que yo descubriré quién fue el del auto. -

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Juntos por fin - Flor y Fede ♥︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora