𓆩 unique 𓆪

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La música sonaba excesivamente fuerte, casi reventándole los timpanos al castaño, y las tenues luces de colores apesar de ser débiles, al tener una velocidad rápida le dejaban ciego. Sin embargo nada de esto le importaba, se estaba divirtiendo con sus amigos luego de una larga semana llena de estrés.

Los proyectos que tenía de la universidad le habían consumido casi por completo, y cómo no, si él se la pasaba ocupado con tal de no pensar en lo que pasó hace unos pocos meses.

Tenía una linda relación con un pelinegro llamado Spreen, pero este último simplemente lo dejó sin razón ni explicación alguna.

Lo que Roier no sabía es que Spreen había terminado con él porque sus notas eran bajas y sus padres le habían reprochado esto, por lo tanto terminó con el castaño para concentrarse en sus estudios.

¿Y por qué Spreen no le contó sobre eso? No quería pedirle un tiempo y darle esperanzas para continuar con su relación, no sabía en qué momento volvería a estar disponible, y no quería tener amarrado a Roier indefinidamente.

Bueno, la mente del mayor era un poco complicada.

Al principio de todo, los amigos de Roier le habían advertido que tuviera cuidado con Spreen, porque el último mencionado era considerado lo que se le denomina "fuckboy". Una persona que no puede mantener una relación estable y juega con los demás.

A Roier poco le importó la fama que tenía Spreen, después de todo el pelinegro le había demostrado que lo quería de igual forma que él lo hacía, por lo cuál había quedado muy confundido por su ruptura, más no lo cuestionó, sus razones debía tener.

Y sí, habían rumores de que Spreen continuaba en sus andadas luego de su relación con Roier (todos pensaban que este era uno más en la lista). Todo era falso, Spreen estaba muy ocupado cumpliendo con su propuesta hacia sí mismo de mejorar sus notas.

Los rumores se hacían más notorios después de que varias personas lo hayan visto con Juan, supuestamente muy pegados entre sí y muy cariñosos. Juan negó tales rumores, justificando que solo eran amigos y que a él le gustaba otra persona. La gente no creyó eso, ¿Pero qué se le puede hacer? Que crean lo que quieran así sea todo mentira.

Roier bailaba gozoso en la pista de aquella fiesta, en su mano un vaso rojo que contenía un líquido desconocido pero nada peligroso, al menos estaba consciente de que no contenía drogas o algo por el estilo.

Mantenía sus ojos cerrados al bailar, y al abrirlos para tomar de aquél líquido, a lo lejos notó una silueta conocida.

"No, solo es una mala jugada de parte de mi mente, tal vez ya estoy ebrio." Pensó Roier.

Inconscientemente buscó con su mirada a aquella silueta. Sin éxito alguno, continuó bailando.

"Oye, Roier, ¿El de allá no es Spreen?" Se detuvo abruptamente por la cuestión de su amigo Aldo, volteando a ver al lugar donde este señalaba.

Efectivamente, era Spreen. Ahora estaba seguro que minutos antes lo había visto a él pasear por la fiesta.

Sin saber qué hacer y con el corazón latiendo a mil por hora, se hizo el desinteresado y tomó del poco líquido que le quedaba en el vaso.

"¿No le vas a hablar?" Volvió a preguntar su amigo.

"¿Por qué lo haría?" Le devolvió la interrogativa. En esos momentos solo estaba deseando que Spreen no lo haya notado porque realmente no quería hablar con él, no porque no lo quiera o algo así, solo sabía que iba a estar lo suficientemente nervioso y al estar un poco ebrio iba a soltar ridiculeces por su boca.

Otra vez tú. 𓆩 Spiderbear 𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora