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A pesar de que se había limpiado y cambiado, Will aún sentía la sangre de los Hobbs sobre él. La sentía en su ropa, en su rostro, en sus manos…

Alejó las manos del volante y las bajó a su regazo, comprobando una vez más estaban limpias.

Un momento después, Will respiró hondo, tomó su chaqueta y bolso del asiento del copiloto para bajar del auto, las luces de su casa estaban encendidas, a medida que se acercaba el ruido de sus perros jugando llegó a sus oídos, también el sonido de la televisión, los sonidos procedentes del interior lo llamaron, concretamente una inocente voz.

Se apresuró a subir los escalones del porche y abrió la puerta, la vista de su hijo de un año rodeado por sus perros en su sala de estar lo recibió llenándolo de calidez y paz. Su hijo lo vio y pareció iluminarse, rápidamente hizo el intento de acercarse, una sonrisa exhausta y cariñosa se formó en los labios de Will de forma inconsciente.

Mientras dejaba sus cosas escuchó a Susan, la mujer mayor que era su vecina más cercana, salir de la cocina para recibirlo.

—Will, volviste. ¿Qué tal el trabajo?

Will solo suspiró y negó con la cabeza, cuando se acercó su pequeño aplaudió saltando, sus rizos castaños moviéndose en su cabeza, sus ojos azules tan parecidos a los suyos brillando con alegría.

—Hola, cariño —lo levantó en sus brazos y besó su cabeza. El solo tener a su hijo en brazos hizo retroceder la oscuridad que Will había traído consigo, lo estrechó con cuidado—. Gracias por cuidarlo, Susan.

Ella hizo un gesto despectivo con la mano.

—No es ninguna molestia, él es un ángel.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—Oh, no. Le enviaré un mensaje a Ralph, no te preocupes.

Will asintió y sintió pequeñas manos curiosas tocar su rostro y reír al frotar su barba.

Sonrió y pegó su mejilla a su rostro fingiendo iba frotarse allí, su pequeño rio y retrocedió empujándolo con sus manitas.

—Estaba apunto de darle de cenar.

—Lo haré yo.

Llevó a su pequeño a la cocina donde una papilla de verduras se enfriaba sobre la mesa.

Minutos después mientras veía a su hijo comer y hacer muecas graciosas Will se sintió feliz como pocas veces lo había hecho en su vida, su hijo era su mayor tesoro, la bendición más grande que había llegado a su vida.

El sonido de un auto acercándose afuera llamó su atención. Probablemente el esposo de Susan.

—¿Ese es Ralph? Eso fue rápido.

Susan entró a la cocina.

—Ese no es mi Ralph, creo que alguien te busca, querido.

Curioso, Will dejó la mesa y le entregó el bebé a Susan, se dirigió a la ventana en la sala de estar para ver hacia afuera, se sintió perplejo al ver avanzar un elegante Bentley negro, fue a la puerta y al abrir luego de calmar a sus perros observó a su visitante bajar del auto, un hombre en el que no tenía interés y al cual no había esperado ver pronto, particularmente no en su casa.

—Doctor Lecter, ¿qué hace aquí?

Hannibal Lecter subió las escaleras sosteniendo una pequeña lonchera en sus manos.

—Buenas noches, Will. Le pedí tu dirección a Alana Bloom y me permití traerte la cena.

Will alzó una ceja, observando su expresión de amable apacibilidad.

—No debió haberse molestado, doctor.

—Hannibal esta bien. Pensé que ambos podríamos hablar de los sucedido hoy. Will, te vi bastante afectado antes.

Will negó, no queriendo ir a ese lugar en su mente, no ahí con su hijo.

—Estoy bien.

El hombre lo observó durante un largo segundo, una pequeña sonrisa curiosa en sus finos labios.

—Ya veo que es así, pero-

Hannibal se vio interrumpido por el llanto repentino de un niño.

La expresión huraña de Will Graham cambió al instante a una de preocupación. Luego de una rápida mirada de consideración, Will suspiró.

—Pasa rápido, pero ten cuidado o los perros se saldrán y tu tendrás que ir a buscarlos —masculló.

Tras decir eso Will dio media vuelta dejando la puerta entre abierta.

Hannibal evitó los perros salieran e ingresó rápidamente al interior de la casa, antes de que pudiera observar su alrededor, la vista de Will con un niño en sus brazos lo hizo detener.

Parpadeo, la única muestra de desconcierto visible en él y miró a lo que podría pasar como la versión de Will en miniatura.

—Will —No pudo evitar llamar.

El hombre más joven dejó de susurrar palabras calmantes al bebé en sus brazos.

—¿Mmm? —cuestionó mirándolo con el ceño levemente fruncido.

—¿Es ese tú hijo?

—Si —dijo con una pizca de orgullo paternal, su tono de voz completamente diferente.

Hannibal lamió sus labios mientras veía al hombre feliz y orgulloso que horas antes había estado cubierto de sangre viéndose más que inestable. Tardó un poco en concebir era el mismo hombre que estaba viendo ahora.

Se acercó para estudiar al causante de eso, sintiéndose ligeramente irritado por lo inconveniente de la situación, ahora entendía porque Will no había aparecido en el hospital para ver a Abigail Hobbs.

—Es adorable —declaró con algo de honestidad.

En respuesta obtuvo una suave y complacida expresión que sacudió su interior.

—Lo es, ¿no es así? —preguntó Will con voz dulce y amable, alejando sus ojos de Hannibal para llevarlas al niño.

De inmediato fue cautivado por la inesperada ternura mostrada por Will.

Hannibal solo pudo observarlo fascinado, la espontánea risa de Will por la mañana no era menos hermosa que la sonrisa sincera y tierna que mostraba mientras sostenía a su hijo, hizo que el corazón de Hannibal latiera a un ritmo acelerado una vez más, haciéndolo sentir completamente desarmado, haciéndolo reconsiderar su plan trazado para el otro. Le dio otra mirada al niño y se preguntó como se desenvolvería Abigail Hobbs como hermana mayor. 

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Solo escribí esta pequeña cosa porque quería leer sobre Will interactuando con un bebé y Hannibal siendo testigo de ello.

Como, Will actuando todo tierno con un bebé y Hannibal totalmente cautivado y desarmado por ello. Esto está en ao3 también.

Gracias por leer.

Inconveniente y tierna situaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora