Único

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- Amigo, no pueden seguir así - Nahuel habló picando una pelotita de tenis, jugando con el perro de Licha.

Este hizo una mueca ante las palabras de su amigo.
- Ya se, pero lo quiero.

- Exacto, lo queres, no lo amas.

Ambos se encontraban en el departamento de Nahuel, conversando sobre la reciente discusión de Lisandro con su actual prometido.
Habían discutido debido a que Martínez fue testigo de como su pareja coqueteaba con alguien más, nada más ni nada menos que con el tipo que les fue a arreglar la heladera.

- Tampoco lo digas así.

- Te soy sincero amigo, Antony es re gato - alzó a Polito en brazos, el perrito comenzando a lamer su cachete - No sé para que le aceptaste la propuesta desde un principio.

- Pensé que estábamos listos para dar el paso.

- Vos si, él no.

Licha suspiró tirando su cabeza hacia atrás, mirando el techo como si fuera lo más interesante en el lugar. Pensando en todo lo que su amigo, bastante directo, le estaba diciendo.

- Entonces, que hago? - preguntó mirando nuevamente a Nahuel.

Molina lo miró e inmediatamente una sonrisa picarona comenzó a tomar forma en su rostro. A Lisandro le entró el miedo enseguida.

- Llamemos a los chicos y salgamos.

- Da boludo, vos siempre pensando en la joda. No tengo ganas de salir.

- Y? - Nahuel encogió sus hombros - Te pregunté? No, así que anda a elegir ropa mía que hoy salimos de gira.


Lisandro se quejó una vez más en el asiento trasero del auto de Leandro.
- Estoy yendo en contra de mi voluntad, sépanlo.

- Cállate un rato Lisandro, vas a ver que cuando lleguemos a Troya te olvidas de todo - el dueño del auto habló sin mirarlo, con su vista al frente, no quería accidentes.

Los cinco amigos se encontraban en camino a dicho lugar, habían llegado de improvisto al departamento del menor en donde se encargaron de hacer una mini previa, con algunos tragos de por medio.
Luego salió el nombre "Troya", lo que los emocionó notablemente a los otros cuatro. Lisandro sin entender nada.

Así que ahí estaba, dirigiéndose a un lugar que no sabía que mierda era. Con sus amigos hablando de unos pibes que supone iban a estar también.

- Les recuerdo que todavía ninguno me dijo que poronga es Troya.

Julián a su lado río - Es un bar Li, tranqui.

El resto se dió una mirada cómplice, lo recién dicho por el castaño estaba muy lejos de la realidad.

- Me llevan a un bar? - preguntó incrédulo - Un embole, no hay nada más aburrido que un bar - se quejó.

- Pero este es especial Licha, ya vas a ver - Lautaro, que se encontraba a su lado izquierdo, pasó su brazo por los hombros del más bajo.

Martínez no quedó muy convencido. El resto del viaje se quedó escuchando atento lo que sus amigos decían, toda la conversación basándose en ese grupo de chicos que resultaban desconocidos para él.


- A donde mierda me trajeron - fue lo primero que salió de su boca ni bien se adentraron al lugar.

Nada que ver con lo que le habían pintado en el camino.

Opacas luces de colores eran las que se encargaban de alumbrar el sitio, un pequeño escenario en el centro y varias mesas alrededor de este, llenas de pibes desesperados. Y como no, con el show que se estaba dando.

Arde Troya - CutiLichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora