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Seojoon, aún con los brazos cruzados y su peluche de pulpo apretado entre sus manos, miraba por la ventana con una expresión de descontento. Saemi, sentada junto a él, sostenía con cariño su peluche de medusa, esperando ansiosamente el paseo al acuario.
- Pero mamá, realmente no quiero ir. Quiero quedarme en casa viendo la televisión -insistió Seojoon, frunciendo el ceño.
Sae Wa, la madre, se volvió hacia sus hijos y trató de tranquilizar a Seojoon.
-Entiendo que prefieras quedarte en casa, cariño, pero este será un día especial en el acuario. Podrás ver tantas criaturas marinas fascinantes y tal vez incluso encuentres un pulpo como tu el "señor Pulpi".
Joon Jae, padre, intervino desde el asiento del conductor, mirando por el retrovisor a sus hijos.
- Además, cuando estemos allá, sentirás como si estuviéramos respirando bajo el mar. ¿No crees que eso sería emocionante?
Saemi, con una sonrisa en el rostro, trató de persuadir a su hermano.
- Vamos, Seojoon, no seas un berrinchudo. Si vamos al acuario, podré ver por primera vez a las medusas en persona, ademas - la pequeña se acerco a su hermano para susurrarle algo en el oido - Escuche que existen medusas mágicas capaces de conceder deseos, solo aquellos con corazón puro y ser bendecidos con un deseo hecho realidad.
