Aun resonaban en su mente aquellos ojos verdes, habían pasado ya semanas y aquella mirada atravesaban su mente como flecha y aun los sentía sobre el con la pasión y un amor a la vida recién aprendido, más sabía que aquella mirada felina no estaba ahí y lo último que supo la muerte de la leyenda del gato con botas fue de su próximo viaje, probablemente ya realizado, a Muy Muy Lejano.
Había roto las reglas en su momento por culpa del felino, intentando acabar con su vida antes de tiempo, regocijándose en el pavor del gato a un inevitable óbito y riendo para sus adentros en cada huida que tuvo para intentar recuperar sus nueve vidas. Vidas que la muerte no se las creía merecidas, pues las pasadas las dejo pasar como agua entre sus dedos y cuando solo le quedo una poco dudo en volverla en poner en riesgo solo para recuperar las pasadas, el lobo ya no tenia paciencia ni las ganas de estar otras nueve vidas tras los pasos del gato solo para verlo morir una y otra vez de tan míseras maneras.
Ahora, en parte, esa idea no le sonaba tan desagradable, no exactamente el verle tirar todo por la ventana cada que perdía una vida, o el perseguirlo para, bueno, llevarse esas vidas. Si no la idea de poder estar a su lado, tal vez vivir alguna aventura junto a él, acompañarle en uno de sus viajes, un duelo amistoso de espadas, compartir una danza con el...La imposibilidad de aquellos deseos le trajeron un sabor más amargo al último trago de su jarra.
Dejó un par de monedas en la barra antes de irse, como si alguien fuese a tomarlas después de ese duelo sin sentido en aquel bar abandonado por dios, probablemente era un lugar al que el viejo gato le hubiera gustado estar, y a juzgar por la cantidad de sangre en las mesas, suelo y paredes, fácilmente podría haber sido donde hubiese perdido su novena vida.
Más tiempo pasó, el lobo sentía que tal vez un año y medio, en sus recolecciones no le era de extrañar de vez en cuando ver por el lugar de dos a nueve carteles de se busca sobre un tal "equipo amistad", una sonrisa melancólica solía asomar de su hocico cuando identificaba al gato en aquellos dibujos, un extraño podría decir que el felino seguía en los mismos pasos que antes, que tal vez no había aprendido nada.
Pero la muerte sabia que no era así, el gato con botas había aprendido su lección y era obvio que no le vería hasta el final...
Además de aquellos carteles habían más cosas que le recordaban al gato, lograba a veces escuchar su nombre entre los rumores de los caminos o aparecía en su mente al escuchar el sonido metálico de las espadas en combate, encontraba sus ojos en las esmeraldas que a veces llevaban algunas personas que llevaba al más allá o el fuego danzante de alguna fogata o linterna le parecía tan viva como lo estaba él en algún lugar.
Lejos de él.
Era mejor así. A fin de cuentas, ahora un poco a su pesar, seguía recordando casi con añoranza la caza que llevo en aquel tiempo del gato.
Añoraba volver a tenerlo en sus manos, como una llama que depende de el mantener encendida a gusto propio. A sus pies mirándolo con aquellos ojos tan vanidosos que se quebraban al verse absortos del peligro. Frente a el, espada a hoz, en aquel combate a muerte entre aquel fuego destellante que indicaría el final de la vida del gato o una última oportunidad de escapar.
Tenia que dejar de pensar en ese gato, especialmente así, habrá cambiado ahora, pero aquellos ojos eran los mismos que habían sido cerrados ocho veces sin provecho alguno y aquella voz era la misma que se había burlado de el tantas veces en el pasado. Deseaba volver a odiarlo como la primera vez que lo conoció.
Por suerte para el lobo, el destino es bueno regresando memorias cuando uno menos lo espera, y aquella idealización del gato desaparecería pronto, al igual que su deseo por verlo.
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Flores para los vivos // {𝔻𝕖𝕒𝕥𝕙 𝕚𝕟 𝕓𝕠𝕠𝕥𝕤}
Fanfiction𝘌𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦𝘴 y 𝘭𝘢𝘴 𝘧𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘭𝘭𝘰𝘴. La muerte le roba flores a la vida para dárselas al gato, esperando que el significado de estas lleguen al felino. Ninguno de los perso...