Prólogo

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→Esta historia es una adaptación permitida. La historia original y todos los derechos le corresponden a @Jeonparkjimin- ^^

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- Vamos Manjiro, ¿cuántos años tienes? - Cuestionó el pelinegro, apoyando los codos sobre su pupitre y echándose hacia adelante. El rubio levantó la vista de sus documentos, sentado en el escritorio, y con un gesto serio, suspiró. - Profesor Sano, por favor.

- No estoy jugando cartas con usted, señor Hanagaki - murmuró, con su voz rasposa. Aquello, por supuesto, incentivó más a Takemichi, quien se relamió los labios.

- Profesor Sano... ¿Qué me dice? Debería pensarlo, digo, no es como si quisiera llevarlo a la cama esta noche - dijo, una sonrisa sugestiva ante la miel mirada que momentáneamente, volvió a posarse sobre él. O quizás sí. Tan sólo debe aceptar. Será divertido.

- Por favor, señor Hanagaki. Me parece que esto se está convirtiendo en un momento completamente inapropiado. Mejor recoja sus cosas y salga del aula, lo confino de su castigo por el día de hoy, pero procure no molestar tanto en la próxima clase. - Habló rápido, levantándose de su asiento y aglomerando todos los papeles en sus manos. Su voz aterciopelada, logrando sacar una sonrisa de Takemichi.

El pelinegro se puso de pie, alisando su camisa y adoptando una pose completamente seductora. Observó como un mechón de cabello rubio resbalaba de la cola de caballo que Manjiro llevaba, cayendo justo en su rostro, y prontamente admiró como los cuidados dedos de su profesor lo guardaban detrás de su oreja. Aquel acto le hizo hinchar el pecho, mordiendo su labio y pensando que, indudablemente, era demasiado caliente.

- ¿Podría tan siquiera pensarlo? - Volvió a cuestionar Takemichi. Los ojos amielados lo observaron con incertidumbre, y con un resoplido, Manjiro Sano irguió la espalda; los brazos cruzados sobre su pecho. - Me estoy cansando de ser rechazado por usted... y ambos sabemos que es una oferta tentadora.

- Creo que es suficiente, señor Hanagaki, compórtese. Ahora, si gusta - con una última y dura mirada, caminó hacia la puerta del salón, abriéndola e indicándole a Jungkook con su mano que ya era hora de que se fuera. - tengo muchos exámenes que corregir.

Takemichi soltó un dramático suspiro, caminando con pasos lentos y apreciando el sutil aroma de la colonia de Manjiro. Antes de poder salir por completo, se giró, una sugerente sonrisa en su boca y un guiño que rápidamente fue correspondido con un par de labios fruncidos. Prontamente, él salió de allí, no sin antes echarle un último vistazo al rubio, aún de pie junto a la puerta.

Era cierto, Takemichi estaba loco por su profesor de Lengua. Y no descansaría hasta hacerlo suyo.

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