Se encontraba un peliblanco caminando por las calles pobladas de Japón, buscando un lugar tranquilo para descansar y de paso probar uno que otro bocadillo para satisfacer un poco su apetito, el cual reclamaba ansioso por un poco de comida.
Mientras pasaba de un lugar a otro con la esperanza de encontrar aquello se dio cuenta de una pequeña cafetería, la cual no era muy lujosa pero tampoco era un lugar mal visto por la personas que consumían o pasaban por allí.
El peliblanco quedó observando el lugar por varios segundos.
-" Se ve tranquilo el lugar"- fue lo único que pensó para luego proceder a entrar.
Ya adentro esté tomo asiento en un lugar alejado de las pocas personas que había en el local mientras esperaba a que alguien tomará su pedido se acomodó en el banco pequeño que ofrecía en el local. Cuando logró relajarse por unos instantes una voz se hizo presente en el lugar haciendo que el se siente recto nuevamente
-Hola! Bienvenido a la cafetería Coffe and milk! Qué se ofrece??- preguntó cortésmente la joven que se encontraba frente a él con un pequeño cartón que mostraban los postres y precios que tenían cada uno.
El de cabellos blanco tomó el cartón y empezó a ver los postres que ofrecían y tomó por pedir un " Café Bombón". Una vez anotada la orden la chica asintió y se fue enseguida a prepararlo.
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No fue mucha la espera alrededor de unos 5 minutos la joven había vuelto con su orden y algo más.
-Aquí tiene su orden- dijo formando una sonrisa en sus labios mientras dejaba el pedido acompañado de un panecillo llamado"Garibaldi".
-Disculpe, pero yo no pedí eso- dijo apuntando al pan que había dejado la chica anteriormente.
-Por eso no se preocupe, invita la casa- dijo sonriendo mientras se retiraba para atender a los demás clientes que llegaban a consumir.
-Bien, entonces que lo agradezco...- dijo esperando a que la chica respondiera.
- Llámeme ____ Kiyoshi- sonrió para luego darse la vuelta y continuar con sus oficios.
El albino quedó mirando por unos momentos para luego terminar, pagar e irse del lugar el cual le agrado demasiado la comida dejándolo satisfecho, puede que muy pronto vuelva a pedir un postre. . . .
