🌼"𝙇𝙖 𝙞𝙨𝙡𝙖 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙧𝙚𝙞𝙣𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙩𝙚"🌼

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La inconsciencia te envolvía como una densa niebla, pero poco a poco, tus sentidos comenzaron a despertar

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La inconsciencia te envolvía como una densa niebla, pero poco a poco, tus sentidos comenzaron a despertar. El aire era denso y húmedo, y un olor a sal marina impregnaba tus fosas nasales. Abriste los ojos y te encontraste en una habitación oscura y fría. Las paredes de piedra rezumaban humedad, y el único mobiliario era una cama de hierro y una mesa pequeña.

-¿Dónde estoy? -𝐦𝐮𝐫𝐦𝐮𝐫𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐫𝐨𝐧𝐜𝐚.

Una figura se movió en la penumbra. Ikki se acercó, su rostro sombrío iluminado por la tenue luz de una vela.

-Estás en mi fortaleza, en la Isla de la Reina Muerte -𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐞𝐥𝐚𝐛𝐚 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞.

-¿Por qué me has traído aquí? -𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐞𝐦𝐨𝐫.

-Tengo mis razones -𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐢𝐨́ 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐨𝐧𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐬𝐢𝐧𝐢𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚.

Te levantaste de la cama, sintiendo un escalofrío recorrer tu cuerpo. La habitación era opresiva, y la presencia de Ikki te hacía sentir vulnerable.

-No tienes derecho a retenerme aquí -𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐚.

Ikki se rió, una risa fría y burlona.

-No tienes voz en esto, T/N. Eres mi rehén.

-¿Rehén? -𝐞𝐱𝐜𝐥𝐚𝐦𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐜𝐫𝐞𝐝𝐮𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝.

-Sí. Eres la garantía de que esos caballeros de bronce no interfieran en mis planes -𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐨́ 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐭𝐨𝐧𝐨 𝐜𝐚𝐥𝐜𝐮𝐥𝐚𝐝𝐨𝐫.

-No lo permitiré -𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧.

Intentaste correr hacia la puerta, pero Ikki te detuvo con un movimiento rápido. Te agarró del brazo, su fuerza sobrehumana te hizo estremecer.

-No seas tonta, T/N. No tienes escapatoria -𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐚𝐦𝐞𝐧𝐚𝐳𝐚𝐧𝐭𝐞.

Te soltaste de su agarre, retrocediendo con temor. Ikki te observaba con una mirada depredadora, como un felino acechando a su presa.

-¿Qué quieres de mí? -𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐭𝐞𝐦𝐛𝐥𝐨𝐫𝐨𝐬𝐚.

-Quiero que veas el mundo como yo lo veo -𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐢𝐨́ 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐭𝐨𝐧𝐨 𝐞𝐧𝐢𝐠𝐦𝐚́𝐭𝐢𝐜𝐨-. Un mundo de oscuridad y desesperación.

-Estás loco -𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨.
𝐈𝐤𝐤𝐢 𝐬𝐞 𝐚𝐜𝐞𝐫𝐜𝐨́ 𝐚 𝐭𝐢, 𝐬𝐮 𝐫𝐨𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐚 𝐜𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐦𝐞𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐮𝐲𝐨.

-La locura es relativa, T/N. Pronto, entenderás mi visión.

Ikki te tomó del mentón, obligándote a mirarlo a los ojos. Su mirada era penetrante, y sentiste como si pudiera leer tus pensamientos más profundos.

-Eres fuerte, T/N. Pero tu fuerza es inútil aquí. En mi isla, soy el amo -𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐭𝐨𝐧𝐨 𝐝𝐨𝐦𝐢𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞.

Te apartaste de él, sintiendo una mezcla de miedo y repulsión. Ikki se rió, disfrutando de tu reacción.

-No te preocupes, T/N. Tendrás tiempo para acostumbrarte a tu nueva realidad.

Ikki se alejó, dejándote sola en la oscuridad. La habitación era un laberinto de sombras, y el silencio era ensordecedor. Te sentaste en la cama, sintiendo las lágrimas correr por tus mejillas. Estabas atrapada en la Isla de la Reina Muerte, a merced de Ikki, el Caballero de Fénix.

Días después del incidente en el Coliseo, la noticia de tu secuestro se había propagado por todo el mundo, causando conmoción y preocupación. Saori, consternada, se vio obligada a suspender el Torneo Galáctico, y la atención se centró en tu rescate.
Seiya, consumido por la furia, juró venganza contra Ikki.

Seiya: -Ese maldito de Ikki... ¡Ya verá cómo se atreve a tocar a T/N! ¡Lo mataré!

Saori, con la voz temblorosa, le entregó un papel a Seiya.

-Ikki me ha dado la dirección del lugar donde quiere que se enfrenten. Debes ir con los demás caballeros.

-Bien. Les avisaré a los demás.

Mientras tanto, en la Isla de la Reina Muerte, Ikki reunió a sus Caballeros Negros en una sala oscura y lúgubre.

-Caballeros Negros -𝐝𝐢𝐣𝐨 𝐈𝐤𝐤𝐢, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐨𝐧𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐚-, la nueva era del mundo está por comenzar. En esta era, yo gobernaré.

Los Caballeros Negros lo miraron con admiración y temor.

Ikki: -Como saben, poseo algunas partes de la armadura dorada. Pero confío en ustedes, así que a cada uno le daré una parte para que la protejan.
Ikki distribuyó las piezas de la armadura entre sus Caballeros Negros, quienes las recibieron con reverencia.

-Jaja... Pronto comenzará mi venganza.

Mientras tanto, en una celda de la fortaleza, te encontrabas sentada en la cama, con la mirada perdida en la oscuridad. El silencio era opresivo, y la incertidumbre te consumía.
La puerta de la celda se abrió, y Ikki entró, con una sonrisa enigmática.

-Veo que te has acostumbrado a tu nueva morada.

-¿Qué quieres de mí, Ikki? -𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐨𝐳 𝐭𝐞𝐦𝐛𝐥𝐨𝐫𝐨𝐬𝐚
.
Ikki se acercó a ti, y te tomo del mentón, obligándote a mirarlo a los ojos.

-Quiero que entiendas mi visión, T/N. Quiero que veas el mundo como yo lo veo.

-Estás loco -𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞, 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐮 𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐛𝐫𝐮𝐬𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐝.

Ikki se rió, una risa fría y burlona.

-La locura es relativa, T/N. Pronto, verás que tengo razón.

Ikki se sentó en la cama, frente a ti, y te observó con detenimiento.

-Eres fuerte, T/N. Pero tu fuerza es inútil aquí. En mi isla, soy el amo.

-No te tengo miedo -𝐝𝐢𝐣𝐢𝐬𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐚.

-Deberías tenerlo. Pronto, verás de lo que soy capaz.

Ikki se levantó y se dirigió a la puerta. Antes de salir, se detuvo y te miró por encima del hombro.

-Prepárate, T/N. La batalla está por comenzar.

La puerta se cerró, y la oscuridad te envolvió de nuevo. Te quedaste sola, sintiendo un escalofrío recorrer tu cuerpo. Sabías que Ikki no bromeaba. La batalla estaba por comenzar, y tú estabas en el centro de ella.

🌼{𝙎𝙖𝙞𝙣𝙩 𝙎𝙚𝙞𝙮𝙖 𝙓 𝙩ú} 𝓨𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻𝓮🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora