una infusión

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Y cuando la conocí, por un momento dejé de perseguir abuelos y otros vuelos. Mi corazón en sus ojos quería encontrar el amor verdadero, o tal vez uno de esos cuentos que con muchas letras y estrafalarias llaman sincero. Pero, ¿quién lo diría? Que yo, de niño, caería en su juego.

Sí, ¿quién diría? Y uno dejando correr sus ilusiones con desenfreno. Mi corazón enredado, apasionado y aún así lo dejé estar acelerado. Luego, tanta ilusión me dejó dando tumbos cual ciego.  Que cual tostado grano, para ella no fue más que un espresso.

El amor y algunas letras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora