4. Desaparecido.

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—Es Mana-Sama. — Dijo decidido Ai, mirando a su pareja con ojos de sorpresa.

—¿Qué? No puede ser. Para empezar, ¿qué carajo hace en Argentina? ¿Por qué se torturaría así?

—Cada quien con sus cosas. Se ve que le fue mal en la música. Pero, ¿por qué abriría una florería? Y, ¿por qué en Argentina?

—Hay algo raro acá...Pero por ahora, parece que lo más probable es que él sea el ladrón. ¿Entramos a hablarle? Tal vez le podamos sacar información.

—No, Chill. Todavía no. Hay que pensar un plan. Si realmente es el ladrón, es una persona siniestra. Tenemos que tener precauciones, no sabemos qué puede hacernos.

—Está bien. — Dijo Chill haciendo un puchero.

—No te pongas triste. — Ai intentó animarlo. Le destrozaba el corazón ver a su novio así. Para intentar borrar esa cara de angustia de su pálido rostro, besó su mejilla y lo tomó entre sus brazos. Chill sólo sonrío y correspondió el abrazo.

Pasaron un poco más de tiempo juntos, hasta que comenzó a anochecer. Aterrados por ser asaltados, decidieron volver a casa. Ai acompañó a Chill hasta el hotel donde se estaba quedando temporalmente con los chicos de Kaneto-Juusei. Estaba lejos de su casa, pero no podía dejar que su chico volviera solo por la noche.
Al llegar, se despidieron con un beso rápido y Chill entró. Se encontró a Yuriko y Eishin a punto de cenar. Se extrañó al ver que Uru no estaba. Pero recordó que a veces daba paseos nocturos y se tranquilizó.
Después de verlo entrar, Ai se dio la vuelta y emprendió camino hasta su casa. Había olvidado su tarjeta de colectivo y no tenía efectivo suficiente para pedir un taxi, por lo que estaba condenado a caminar por las calles de Rosario por la noche. Eran 30 minutos a pie. Ignorando sus pensamientos negativos, comenzó a caminar a paso moderado. Ver a tanta gente en la calle le permitía volver a respirar. ¿Qué podría pasarle habiendo tantas personas viendo...?

Mucho. Muchas cosas podían pasar.

Siguió caminando. Para su mala suerte, una fuerte lluvia comenzó a caer. Parecía intensificarse más con cada paso que daba, hasta convertirse en una gran tormenta eléctrica. Hacía mucho frío, y el viento azotaba los árboles tan fuerte que daba la impresión de que caerían sobre él. Naturalmente, se produjo un corte de luz en las casas y las calles.
Ahora el chico de cabellos negros se encontraba solo y completamente a oscuras, tratando de llegar a su hogar. Solo le faltaban unas pocas cuadras para lograrlo, pero un automóvil negro sin patente se detuvo a su lado. La puerta se abrió, bajando del auto un hombre vestido de traje, con la particularidad de estar usando una máscara.

—¿Quién sos? — Preguntó Ai tratando de esconder su pánico. Mantuvo un tono serio y amenazante.

—No te incumbe. — Respondió el sujeto. — Subite al auto. — Ai solo salió corriendo, pero este hombre lo persiguió hasta alcanzarlo. Lo dejó inconsciente de un golpe y lo subió al auto, llevándoselo a un lugar desconocido. Despertó unas horas después con las manos atadas, al igual que sus pies. Gritó con todas sus fuerzas, pero nadie vino a rescatarlo.

—¡¡Ayúdenme, por favor!! — Exclamó el chico, desesperado.

—Eso no va a servir de nada.

—¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Quién sos?! ¡¡Sacate esa máscara, cagón!! ¡¡Quiero ver tu cara!!

—Bueno. — Dijo alegremente el hombre, quitándose su máscara y dejando ver su rostro.

—...No puede ser... ¡¿Uru?! ¡¿Qué mierda hacés?!, ¡¿estás enfermo?!

—Nop. Solo estoy ayudando a mi amigo.

—¿Quién es tu amigo? ¿Con qué lo ayudas?

—Ay, no. Ya hablé de más. Mi jefe se va a enojar. — Dijo haciendo un marcado puchero.

—¿Quién es tu jefe? — Preguntó. Uru no era muy listo, seguramente le respondería.

—Mana-Sama. — Confesó. — ¡¡Ay, no!! ¡¡Basta!! ¡¡Me vas a hacer perder la vida!! ¡¡Y el trabajo!!

—¿De qué trabajás, Uru?

—Según Yuriko, soy parte del narcotráfico. Me pagan con mantenerme con vida.

—...Qué duro. Bueno... ¡¿Mana-Sama es el jefe del narcotráfico?!

—Si. Qué loco el destino, ¿No? Pasó de ser músico a delincuente. Igual que yo... — Dijo Uru comenzando a llorar. Se sentó en el piso y le dio lo que comúnmente se conoce como una crisis de ansiedad. Ahora sería más fácil escapar. Ai desató los flojos nudos que Uru había hecho, no era muy habilidoso. Estaba a punto de escapar por la ventana, hasta que un hombre abrió la puerta y entró...

—¿A dónde te pensás que vas? — Dijo el hombre.

—Mana-Sama... ¿Por qué haces esto?

—Deberías saberlo. — Contestó el hombre con una mirada severa.

—¿Por qué publicaste mi video con Chill...?

—¿Eh? ¿De qué hablás pibe? Yo no publiqué ningún video.

—No te hagás el boludo. — Lo regañó. — Apareces vos en el video, con la rosa y la máscara. Iguales a las que usa tu organización narco. Por cierto, ¿Cómo carajo llegaste a esto?

—Callate flaco, está complicado el país y cada uno se las arregla como puede. Y yo no publiqué ningún video. Te tengo acá a petición de Uru, un amigo suyo lo pidió.

—¿Uru? No entiendo nada. — En ese momento la puerta se abrió de nuevo, y entró... ¡¡Yuriko!!

—Yo lo pedí. — Dijo el chico recién llegado. — Mana, dormilo. — Mana-Sama se acercó al chico y le puso un pañuelo con cloroformo. El chico se desmayó instantáneamente.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2023 ⏰

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"My First Love" 🥀🎠 Ai x ChillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora