𝐌𝐮𝐭𝐞 ✧ 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐌𝐢𝐧 ¹

LV

—Minnie, ¿tienes todo?

Ese día se irían rumbo al campamento que tanto había insistido Chan, hasta que convenció a ambos Kim, con algo de ayuda de sus dos amigos y el mismo director de su escuela, quién con toda su carisma había logrado que la mujer aceptara dejar a su hijo, (lo que resultó en la parte más difícil).

Seungmin sólo asintió, ya cansado de responder esa pregunta por al menos quinta vez.

—¡Seungminnie!—habló Chan, haciendo que los dos lo miraran.—Te olvidas algo.

—¡Te lo dije, niño! ¿Qué harías si Chan no se acordará de-?

—No me diste mi besito de buenos días.—Chan hizo un mohín.

La señora Kim comenzó a reír a carcajadas, y Seungmin se puso muy rojo, frunció el ceño con ganas, su madre no tenía que saber (o ver) los besitos matutinos de ambos.

Viendo que Seung no tenía intención de responder a sus demandas, Chan lo atacó con cosquillas, y por más que el mudo lo golpeó para que se alejara, el rubio no le hizo caso.

Luego de un rato, se detuvo.

—¿Ahora me darás mi besito?

Seungmin lo miró completamente enojado, levantándose del sillón, comenzó a caminar hacia su cuarto.

Chan se apresuró en ir hacia él, atrapando su cintura en un abrazo cuando apenas había llegado al primer escalón, rumbo hacia el primer piso.

—Bien, Seungmiiiiin, lo siento.—el chico mudo no dió señales de tener intenciones de siquiera verlo.—No te gustan las cosquillas.

Seungmin negó, reafirmando lo que había dicho su novio.

—No te haré cosquillas de nuevo, ¿me perdonas?—por más que no lo pudo ver, Chan hizo un puchero.

Seungmin se volteó para mirarlo con algo de diversión en los ojos, Chan no separó el abrazo.

El escalón hacía que tuviera que ver hacia abajo, por primera vez, Seungmin sé sintió más alto.

Con una sonrisa, el mudo se inclinó hacia él para besarlo, con lentitud, movimientos suaves y lleno de amor.

Las pequeñas manos de Seung fueron hacia las mejillas de Chan, acariciándolas, provocando una sonrisa en el rubio.

Una repentina luz los hizo separarse, cortando (arruinando) todo su beso.

—¡Mierda!—la señora Kim insultó sin querer.—Tenía activado el flash.