—Bueno, bueno, miren quién ha decidido volver. —La voz sarcástica y con sorna de Lisa llegó a los oídos de Jennie apenas entró a su despacho.
La castaña se deleitó con la vista con descaro. Sus ojos pasaron sin vergüenza por las piernas semi-cubiertas de Lisa, admirando el vestuario similar al que llevaba la noche que se conocieron.
—Siempre es un gusto volver a verla, ama Manoban. —Jennie respondió, remojando sus labios con su lengua.
Lisa sonrió complacida, consciente del poder que poseía. Los ojos lujuriosos de Jennie no eran conocidos personalmente, pero sí en aspecto. Se inclinó un poco hacia adelante, dejándole ver un poco más de su bajo escote, observando como el iris marrón de los ojos gatunos era casi completamnete absorbido por el negro de la pupila.
—Puedo notarlo. —Exclamó levantando las cejas, moviendo levemente sus hombros para dar énfasis en la dirección de su mirada. —Pero dime, Jennie, ¿qué te trae por aquí?
Jennie decidió que el juego de la provocación era algo que ambas podían jugar, después de todo ella no estaba allí para ser alguien completamente sumisa.
—¿No es algo obvio? —Preguntó com burla antes de reposar sus brazos sobre la gran mesa e inclinarse hacia ella. —Por supuesto que es usted, ama. No he podido quitarla de mi cabeza desde que la vi por primera vez.
La castaña la miró directamente a los ojos, esperando cualquier reacción mínima. Pero estaba jugando con alguien experta, Lisa mantuvo firme su postura y parecía inmune a cualquier halago que habría dejado a alguna de sus presas con piernas de gelatina. Jennie odiaba no poder cruzar esa barrera, su expresión indecifrable.
Lisa, por otra parte, realmente se encontraba poco sorprendida. Eran palabras que ya había oído, de gente igualmente atractiva que Jennie. Lo único diferente es que la castaña intentaba domarla, cuando en su calabozo la única que podía poseer ese poder era ella.
—Espero que sepas Jennie, que mis reglas no cambiarán. —Expresó con voz firme, nadie era la excepción. —Si intentas hacer una petición como la anterior, quedarás expulsada de mi calabozo permanentemente.
—Oh, eso lo sé. —Jennie respondió socarrona. —Sin embargo, creo haber encontrado zonas grises.
Lisa elevó sus cejas, traicionando por un momento su máscara dura y dejando mostrar una leve sorpresa, curiosidad.
—¿A qué te refieres?
—Tengo entendido que tu trabajo es cumplir mis fantasías, ¿verdad? —Jennie cuestionó, intentando hacerla pisar el palito.
—Así es, siempre y cuando no requiera trabajo sexual o sumisión. —La respuesta fue casi inmediata, no iba a dejarse flaquear.
—Y en adición, ambas establecemos los límites de lo que estamos dispuestas a hacer—Continuó enumerando. —¿No es cierto?
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ꪊꪀꫝꪮꪶꪗ - 𝙅𝙚𝙣𝙡𝙞𝙨𝙖.
Fanfiction𝑴𝒂𝒎𝒊 𝒏𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒂𝒑𝒊 𝒔𝒆 𝒑𝒐𝒏𝒆 𝒄𝒂𝒍𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒔𝒕í𝒃𝒖𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 í𝒎𝒑𝒊𝒂𝒔.