Unica parte

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Stiles se encuentra tarareando una canción de Bruno Mars mientras prepara su comida. Acababa de regresar de su trabajo, siendo al rededor de las diez de la noche, por lo que optó por hacer una ensalada rápida para poder seguir estudiando luego.

Tenía un par de exámenes a la vuelta de la esquina.

Mueve su cadera de manera torpe al ritmo de la música mientras abre la heladera, buscando con su vista la lata de atún. La divisa detrás del queso, por lo que con un suave empujón, lo hace a un lado y toma el atún.

-¡Deja de aullar, Stiles! Aquí hay personas que intentan tener sexo.-Isaac grita desde su habitación y el castaño hace una mueca de desagrado, aún cuando sabe que Isaac no está a punto de tener sexo y solo lo hace para molestarlo.

-Besa mi trasero.-Le devuelve el grito mientras apoya la lata de atún sobre la mesada. Toma el jalador para tirar de ella y abrirla, presionando sus labios juntos para mayor concentración.-Maldita mierda.-Murmura con enojo, la lata sigue intacta, sin ser abierta. Esta demasiado duro.

Soltando un suspiro cansado, lo intenta una vez más.

Y una más.

Y luego...su dedo arde. Arde como el infierno.

Sonríe amplio, ignorando el dolor, al ver la lata abierta al fin. Cuando la hace a un lado, dejándola sobre la mesada, es cuando nota sangre sobre la superficie.

-¿Qué demo...Oh, dulce niño Jesús.-Dice con horror cuando sus ojos encuentran el culpable de que su mesada esté siendo manchada.

Su dedo acaba de ser cortado con el filo de la lata.

Ay no.

El corazón de Stiles late con fuerza contra su pecho, la respiración del chico se entrecorta mientras con desesperación--y rapidez---abre la canilla. Deja su dedo debajo del agua, intentando limpiar la posible suciedad que podía llegar a dejarle la lata.

Siente que su estómago se revuelve cuando aparta la mano del agua y ve la sangre correr por su mano.

-Oh mierda, mierda.-Susurra con desesperación. La sangre le da impresión y, por más que intenta comportarse cono un joven adulto de veintitrés años, no puede negar que le encantaría que su madre estuviera allí curandole el dedo.-¡Isaac!.-Chilla, sus ojos dirigiéndose hacia otra dirección porque siente que está a segundos de vomitar sobre su ensalada.

Siente la sangre correr por su mano. Y el ardor y dolor del corte lo cala por dentro.

-¡Isaac, apresurate!.-Grita de nuevo y puede escuchar algo que se cae en la habitación.

-¿Qué sucede, idiota?.-Pregunta con molestia el rubio mientras aparece en la cocina. Sus ojos buscan algo que pueda estar mal allí.

Stiles eleva su mano y se la enseña, hay una mueca de asco tirando de los labios de Lahey.-¡Mira, me corte! ¡Estoy muriendo desangrado!.

Isaac resopla, girando sobre sus talones y encaminados hacia la habitación.

-No te desangras, Stiles. Deja de exagerar.-Pide, exasperado. Ha tenido un día largo, no está para las idioteces de su compañero.

Stiles solloza y eso llama la atención del rubio, quien se detiene cerca del pasillo.-¿Estas llorando?.-Dice sin girarse a mirarlo.

-Ayudame, Izzy. Sabes que le tengo miedo a la sangre.-Pide, desesperado, y espera que las lágrimas y su voz rota hagan efecto sobre el helado corazón de Lahey.

Funciona porque, aunque lo ve desaparecer por un momento, regresa luego con el botiquín en mano.

Isaac se queja cuando ve que el suelo tiene un par de manchas de sangre.-Estas ensuciando.

Aquella vez en la que Stiles no tuvo suerte, ¿O si?.-(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora