𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 Luna empieza a recibir misteriosas notas que la llevarían a un cambio en su vida monótona y rutinaria.
𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 "-𝘉" quiere llamar la atención de la chica que la hipnotiza todos los días en la universidad, a pesar de que para ella...
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📍Inglaterra, Londres.
Luna's point of view.
Viernes, 12:45
"Quiero ver tu sonrisa siempre. Hey, ¿Irás a la fiesta? Si te quedas sin tiempo para anotarte, tranquila, tú ve igual ;)
—B"
Estaba leyendo la nota que recientemente había viajado hasta mis pies luego de abrir mi casillero. Tan concentrada me encontraba leyendo la nota que no divisé el interior de del cubículo de metal. Al levantar la vista, no pude evitar sorprenderme.
"Una rosa roja."
La misma al tomarla me percaté que llevaba un lindo lazo y junto con este, había otra nota.
"No sé cual sea tu flor favorita, pero si lo supiera, te llevaría a un campo lleno de ellas con tal de verte sonreír.
—B"
Embocé una sonrisa completamente ante aquella nota y no pude evitar reír ante él nerviosismo que todo aquello me causaba. Luego de salir de ese trance, me paré a pensar detenidamente la situación. Miré, la nota, mi casillero, y viceversa. Así varías veces.
"¿CÓMO HIZO —B PARA METER LA ROSA AL CASILLERO?" Románticamente delincuente.
Pensé. Sólo había una respuesta. Había forzado la cerradura, eso o me vió poner el código. Mierda. Reí nuevamente ante la situación, la misma me estaba haciendo estar increíblemente tonta. Nadie jamás sabía tomado la molestia de darme detalle tras detalle, realmente era algo completamente nuevo.
(...)
Estaba en clase con mis amigos, sentados como siempre. En ese momento me dispuse a colocar las nuevas notas dentro de aquel folio que guardaba como si fuera oro. Ellos, al verme llegar con la rosa y tan sonriente, no pudieron evitar preguntar que quien me la había entregado, lastimosamente les dije que recién en el descanso podría contarles, y realmente estaban muy ansiosos. Creía que era hora de contarles, además quien sabe, tendría más oportunidades de averiguar quién sería "B".
Pero no todo fue bueno.
Después de media hora de clase, decidí salirme, no sin antes susurrarle a Julien que me retiraría de aquella y que los esperaría en la sala de descanso. El inmediatamente tomó mi mano y me miro en busca de mi mirada. Al encontrarla no hizo falta palabras para entender lo que sucedía. Asintió y dejó que me fuera.
