Sí tengo que observarte, o ser miserable. Prefiero morir en desgracia y estupidez, pero al verte los ojos ahogados en miedo y vulnerabilidad, me provocan náuseas y nervios; mis labios no pueden evitar entristecerse por toda la decepción que me ocasionaron tus asquerosas y falsas promesas, tu mirada tan hipnotizante, ahora es habitual, pero me sigue persuadiendo condenándome a seguir mirando esos condenados ojos marrones, tan vacíos, directos, hondos y hurtadores de mi atención. Este sentimiento tan frustrante de superioridad que te otorgas a ti mismo me deja triste, gotas llenas de recuerdos desbordan en mis ojos, el peso del odio, la rabia, la nostalgia y desilusiones hace que esas gotas terminen de caer dibujando una línea en mis mejillas. El orgullo te a cegado, me dejaste sin acciones que demuestren tu interés en seguir indagando en mis intuiciones guiándome con los retumbantes latidos de mi cabeza, perdiéndome en sensaciones extrañas e incomodas. Ando viviendo de recuerdos en los que quiero volver, ¿será que quiero seguir amándote o solo quiero perderme en el sonido de tu voz? Bueno, solo sé que el pasado esta pisado.
