Blanco y negro

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𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼.



Max estaba seguro de tan pocas cosas en su vida que podía enumerarlas con la palma de su mano; uno, estaba seguro de que su pasión era la fórmula uno, dos, también estaba seguro de que amaba a su madre y hermana.
Tres, fifa era su juego favorito, no tenía dudas, cuatro, su comida favorita era la italiana y cinco, era gay.

Lo supo desde muy pequeño cuando todos en los karts morían por las niñas que se paseaban en la pista para ser vistas, pero el tenía su mirada fija en el rostro pálido del monegasco a quien repudiaba por que si su padre le había enseñado algo, además de no controlar su ira, era que no podía sentir amor por nadie que fuera su rival. 

¡Ah! Ahí estaba otra cosa más, seis, estaba enamorado de su rival y compañero de equipo, Sergio Pérez.

Básicamente lo había estado desde el momento que el mexicano se presentó ante el, recordaba aquello como si los años no hubiesen pasado.

Sergio llevaba el cabello despeinado y la barba crecida, tenía en el esa sonrisa tan característica que rápidamente había causado estragos en el neerlandés; lo saludó como solía hacerlo con todos, en un perfecto español que dejó con el rostro enrojecido a un joven Max y a esto le siguió el marcado acento español en su inglés que ocasionaba una risa baja por parte del neerlandés.

Desde ese primer día había quedado flechado y recordaba usar cualquier pretexto para estar cerca de él, no había rueda de prensa que no preguntara indiscretamente a Susie, la chica de comunicaciones, si aquel día compartía el cuarto de entrevistas con Checo, los días que lo hacía el neerlandés no paraba de sonreír cual adolescente enamorado y cuando no era así se paseaba por frente al garage del entonces Force India a esperar que se topase al mexicano por un muy planeado accidente.

Lo que lo llevaba a la siguiente cosa que podía nombrar con seguridad, siete, no podría jamás confesarle su amor a Checo.

Aunque  era consiente de su orientación sexual nunca había hablado de esta en voz alta con nadie, aunque claro, Lando a quien consideraba su mejor amigo, insistía constantemente en que no creía que Max fuera heterosexual.

— Te lo digo yo, que todos tenemos algo de gay, lo he leído en internet, es imposible ser tan heterosexual. — el británico hablaba sin pudor alguno ya que a diferencia de Max, Lando llevaba su orientación sexual con tanta libertad que a veces le envidiaba.

Había tenido que escuchar a su mejor amigo hablar de lo increíble que era Carlos en más de una ocasión e incluso sabía detalles de la relación que lo obligaban moralmente a no tocar nada donde esos dos hubieran estado más de cinco minutos solos.

Pero ni a él a quien tanto confiaba todo podía decirle abiertamente sus sentimientos, le gustaba pensar que Lando vivía la vida a colores, a seis colores más específicamente y el, a el le quedaba vivirla a blanco y negro.

Tal vez no era tan difícil, los tiempos cambian, mencionaba constantemente Victoria, la única que sabía el pequeño secreto de Max; pero aunque los tiempos cambiaran había alguien que no lo haría, su padre, aquel hombre a quien temía tanto como amaba, el mismo que en más de una ocasión bromeando y al preguntar sobre una nueva novia siempre le decía que esperaba no fuera a salir algo mal con el.

Oh, cierto, ocho, su padre era homofobo y ni siquiera intentaba ocultarlo, más de una vez  había intentado separarlo de su amistad con Lando con la excusa de que no le haría bien a su imagen asociarlo con alguien como el e incluso le había prohibido a su hijo tener más contacto del necesario con Pérez pero Max siempre se saltaba esa regla, nunca era demasiado cuando se trataba del mexicano.

Ahora que Checo estaba en Red Bull usaba cualquier excusa para estar con el incluso cuando eran solo ellos dos en el hotel, si mal no recordaba había ya usado algunas como, "no puedo dormir", "deberíamos comparar telemetrías", "hay una nueva película"... incluso había escuchado los malos consejos de Lando y había invitado a Sergio a cenar con la excusa de discutir la estrategia para el rebufó de la siguiente carrera.

Siguiendo con el conteo el número nueve sería que estaba seguro Checo solo lo veía como un buen amigo, reconfortante hasta cierto punto pero la idea punzaba en su pecho con dolor, tal vez si Max fuera capas de decirle lo que sentía, solo tal vez así el número diez sería que su amor era correspondido.

Pero en su lugar de número diez Max estaba seguro que no podría jamás vivir su vida a seis colores.







Este fan fic se desarolla durante el año 2021 y 2022 teniendo como personajes principales de los pilotos de F1.

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