Ladys

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Siempre me han gustado las chicas, y vaya que me gustan; no me he sentido atraída de la misma manera hacia ningún hombre, y si soy sincera no creo que hacerlo

Di mi primer beso a los doce años, fue con mi mejor amiga, una chica, ambas queríamos que nuestro primer beso fuera especial y poder tener una bonita historia que contar sobre eso, así que decidimos ser el primer beso de la otra, y ahí logré confirmar y borrar cualquier duda en mi mente sobre mi sexualidad.

Les confesé mi sexualidad a mis padres a los 16, más bien me vi obligada a hacerlo, me vieron besando a una chica, aunque yo siempre he pensado que no hay razón para confesar ser lesbiana, es decir, ¿por qué mis amigas no se arman de valor y les admiten a sus padres que son heterosexuales? ¿por qué yo si tengo que contarles mis preferencias?, la sociedad es muy confusa.

No fue hasta los 18 que tuve mi primer corazón roto, la chica que me rompió el corazón en un millón de pedacitos fue mi primer y más fuerte amor. Si he tenido parejas antes y después de ella, pero nunca alguien pudo sacarla de mi mente, mucho menos de mi corazón, nunca lograré volver a amar de la misma manera en la que ame a mi preciosa ojiverde.

Y aunque finalmente he decidido establecerme 100% en una relación y dejar de lado mis aventuras de una noche, no puedo evitar comparar a mi actual novia con mi primer amor, Evelyn es asombrosa, me trata de maravilla, supongo que es solo cuestión de adaptarme a ella, de acostumbrarme.

Lo acepto, he comparado a todas mis parejas, aventuras, como quieran llamarles, con la ojiverde, siempre les saca una enorme ventaja a todas, sobre todo.

Me aferró a la esperanza de poder amar de nuevo, sé que no podré amar con la misma intensidad, pero amar, de una manera sana y noble. Quiero amar y ser correspondida, y si para eso tienen que romperme el corazón más veces, lo acepto, me encantaría intercambiar mi corazón roto por un amor tan puro como el que sentí por ella.

Aún tengo grabado en mi mente el día en el cual la conocí, estábamos en el jardín de la universidad, recuerdo que ella fue la primera en hablar, se me acerco porque yo estaba leyendo su libro favorito, nunca había estado más feliz de ser una lectora compulsiva.

También recuerdo, aunque no quisiera hacerlo, y aunque me duela, el día en el que todo termino. Mi linda chica de ojos verdes era una chica de intercambios y su tiempo en mi país se acabó, tenía que volver a su hogar, no pudimos hacer nada más que aceptarlo. Solamente me quedó llevarla al aeropuerto y despedirme de ella; Miami y Londres son lugares completamente distintos, y completamente alejados.

Intentamos durante meses seguir con nuestra relación a distancia, así de fuertes eran mis sentimientos por ella y me atrevo a decir que ella sentía lo mismo que yo, desafortunadamente nos estábamos haciendo mucho daño, decidimos que era mejor terminar.

Mi ojiverde, sí, mi ojiverde, porque ella prometió que siempre sería mía, así como yo le prometí ser siempre suya, bien, pues mi ojiverde debe de estar ya graduada, al igual que yo.

Otra de las decisiones que tomamos al separarnos fue perder el contacto con la otra, con la tonta idea de olvidarnos y seguir adelante por nuestra cuenta.

—Camila, tenemos el resto del día libre—me informó Sierra, mi compañera de trabajo, sacándome de mis pensamientos—Él jefe necesita el edificio
—¡Gracias, Dios!—dramatice haciendo reír tanto a Sierra como a algunos otros compañeros que alcanzaron a oírme, ya están acostumbrados a mis tonterías

Cuando tuve todas mis cosas dentro de mi bolso, me despedí de todos y salí del edificio. Arrojé mi bolso al coche y finalmente emprendí mi camino a mi departamento. Como vivo en el quinto piso y soy muy floja, tengo que utilizar el elevador para poder llegar hasta mi hogar, eso era normal para mí, lo que no era normal era encontrarme con ella ahí, haciendo que mi corazón se volviera loco.

A/xF.4

Always in my heart; camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora