Capitulo Uno

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"Desc0n0cid0"

Desperté en una cama ajena.
Una fragancia femenina inundó mi nariz, es dulce. Abrí mis ojos pero al instante los cerré con más fuerza, una luz muy brillante me había cegado.

Otro olor llego a mi nariz ahogándome, más que olor era un humo. Humo de tabaco.

Me impulse con mis codos para quedar sentado en esa cama y apoye mi espalda en el respaldar al instante.
Abrí mis ojos otra vez encontrándome con una ventana frente a mi, sobre ella había una mujer. Entre sus dedos se encontraba un cigarrillo y sus ojos estaban sobre la ventana, veía algo en el exterior.

Su pelo era de un rubio ceniza, estaba despeinada debido a que mechones rebeldes se le metían en la cara y otros apuntaban para cualquier lado, estoy seguro que le llegaba hasta la mitad de su espalda. Detalle mejor su cuerpo y ví que tenía puesta mi camisa blanca, el cual le tapaba un mínimo de sus largas piernas.

Ella giro su rostro a mi dirección dejando a la vista sus ojos negros a la vista, al instante una sonrisa se formó en su rostro.

—Despertaste, Desconocido. —Su voz a pesar de ser femenina demostraba madures y dominación.

—¿Dónde estoy? —Pregunte con la voz rota, mi garganta se encontraba seca.

—En mi casa.

La miro ante su ironía, enarcando una ceja

—¿Y dónde está tu casa?

—Hmm lejos del club del que seguramente te secuestre. —Con eso me dejaba en claro que ella estaba igual que yo, no recordaba nada.

Me levanto de su cama y me encuentro que estoy completamente desnudo, al sentarme me tapo con la sábana gris.

Ella solo sonríe con diversión y se separa de la ventana yendo a un rincón de la habitación, de espaldas a mi busca algo arriba de una silla e inconscientemente mi mirada baja por su espalda hasta sus nalgas las cuales cubrían la tela blanca.

Sacudo mi cabeza al darme cuenta de mi comportamiento y aparto mi mirada a la esquina opuesta a la habitación.

—Toma —Ella me da mi ropa interior y mis pantalones de vestir.

Yo agarro la ropa sin decir nada y la miro de abajo a arriba hasta llegar a su mirada, la cual tuve que elevar un poco mi cabeza al estar ella parada a dos pasos de mi.

—Casi me olvidó —Dice ella sonriendo y agarra los bordes de la camisa y las tira arriba dejando al descubierto su ropa interior.

Fue lo único que ví porque desvíe rápidamente mi mirada a la ventana haciéndome el boludo.
Escucho una risa divertida por parte de ella.

—No seas tan así ¿Acaso nunca viste a una chica en ropa interior?

—Es respeto.

Ella pone mi camisa en mi cabeza y yo la quito poniéndola con las demás prendas en mi regazo.

Lo último que escucho es el sonido de la puerta golpeando con el marco y cuando veo, ella ya no está.

Me cambio rápidamente, sin perder tiempo. Al salir de la habitación me encuentro con el pasillo, entonces camino por la unica salida, ya que a la izquierda había solo puertas y terminaba esa parte con una puerta al final. Guiandome con el pasillo llegó a  la sala de estar que también se dividía en cocina, comedor.

En el sillón se encontraba sentada la rubia, con una remera blanca holgada pero no le tapaba para nada sus piernas, estaban media dobladas en el sillón, con las rodillas apuntando el techo y su espalda apoyado en el reposa-brazos. En sus manos tenía un celular, que deduje era suyo, su mirada en la pantalla distraída.

Al segundo escucho ruido de metales chocando contra si y cuando miro en la sección de la cocina hay una mujer de pelo oscuro ondulado, en su frente y alrededor de la cara caían varios mechones.
Se encontraba concentrada en algo que hacía en la cocina, pero no pude deducir bien ya que se encontraba un poco lejos.

La rubia alza su mirada hacia mi cuando nota mi presencia y una sonrisa se le dibuja en el rostro.

—¿Terminaste?

Suspiro agotado.

—¿Dónde está mi celular? —Pregunto y ella ensancha su sonrisa.

—¿Este?

La atrevida revisando mi celular... Mira vos.

—¿Me lo devolves, por favor? —No siquiera tendría que pedirselo, directamente sacarselo.

—¿Se queda a desayunar el chico lindo? —Habla por primera vez la morocha del otro lado.

La rubia bufa rodando los ojos.

—Ni lo conozco, desayunar con el sería demasiado. —Habla sin quitar su mirada en mi.

—Siempre cogiendote a desconocidos, Angel, ¿Que te dije de hacer eso? Te va a dar tremenda ETS. —Regaña la morocha a la rubia y está suspira cansada.

—Solo pasaron tres veces, no es mi culpa que el alcohol me haga perder el control.

—¡Ya van cinco, Angel! ¿Que tres?

Me siento incómodo ante la pelea entre las dos mujeres, así que carraspeó la garganta.

—Mi celular, por favor —Hablo rápidamente para que no sigan y la rubia me vuelve a mirar.

Un largo silencio se arma en la habitación, ella solamente se dedica a mirarme y siento la mirada de la morocha por el rabillo del ojo.
La rubia se levanta del sillón y se acerca a mi extendiendo el aparato hacía mi.

—Toma —Me devuelve mi celular y cuando lo tomo, ella agarra mi hombro y me guía a la salida.

Cuando ella abre la puerta y yo salgo dispuesto a irme sin mirar atrás, ella habla atrás mío

—Bonita novia tienes —Cierro los ojos apretandolos con fuerza mientras tenso mi mandíbula, su tono en juguetón. —Nos vemos pronto, Desconocido.

Y escucho el sonido de la puerta cerrarse.

No debí tomar demasiado al punto de no recordar. Tremendo pelotudo me volví por eso e hice algo que prometí jamás hacerlo.

ESTUPIDO DE MIERDA.

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⏰ Última actualización: Jun 15 ⏰

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