Las caderas de la persona sobre ella tenían un exquisito vaivén, que el robaba el aire y la hacía gemir incontrolablemente. Su cuerpo sudoroso estaba temblando de placer. Momentos después escuchó al hombre maldecir cuando se corrió, luego sintió vacío y la pesadez la venció. En sus sueños todavía podía sentir ese cuerpo fuerte y duro sobre ella pero una voz en la lejanía estaba perturbandola.
—Buenos días doc.
Hinata escuchó la voz nuevamente. Se dió la vuelta en la cama y abrió los ojos lentamente, solo para encontrarse con los rayos solares dando de lleno en su cara. Un dolor agudo le golpeó la cabeza así que planeaba correr las persianas y volver a dormir. O al menos esa era su intención pero el fuerte vértigo que tuvo al intentar levantarse la hizo quedarse en la cama. Se sujetó la cabeza como si temiera que se le cayera.
—¿Qué tal unos chilaquiles verdes?
—¿Qué?—Hinata vió al alto hombre de cabello plateado que se acercaba a su campo de visión. —Señor Hatake, ¿qué hace en mi habitaci...—Hinata dió una mirada rápida a su alrededor y se dió cuenta que no era su habitación. ¿En dónde estoy?
—Buenos días doc. No se asuste, es la casa de Iruka.
—¿La casa de Iruka? Dios mío, ¿cómo llegué aquí?
—En realidad, fui yo quien la trajo. ¿Por qué no va a lavarse? Iruka dejó un cepillo nuevo y dentífrico junto al lavabo. Si quiere tomar una ducha, también hay una toalla en la regadera, y ropa de Suzume que ya no usa. Todo está limpio doc, puede usarlo con confianza, cuando termine vaya al comedor, su desayuno estará esperando.
—Muchas gracias. —Fue lo único que Hinata pudo responder ante tal acto de amabilidad. El señor Hatake le sonrió y salió de la habitación.
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—Qué vergüenza. Le juro que no es algo que acostumbre hacer, y lamento mucho las molestias.
—No se preocupe doc. Ikura suele ser muy preocupon, es una suerte que la haya encontrado fácilmente.
Hinata había escuchado del señor Hatake, -un chófer de trailer que transportaba verduras de Kusgakure a Konoha y Suna y vivia en Kusgakure,- que la noche anterior fue él quién la llevó cuando hizo autostop. Y cuando llegó a casa de su pareja; Iruka Umino, un profesor que anteriormente había sido enviado al pequeño pueblo de Kusgakure y en donde conoció a Kakashi Hatake, y le contó que la doctora de Kusgakure estaba ebria y sola en la calle a altas horas de la noche le hizo regresar a buscarla por temor a que algo malo pudiese pasarle. Fue una suerte que la encontrara cuando salía del hotel. Hinata se durmió de camino a la casa así que tuvo que bajarla en brazos y llevarla hasta la cama en la habitación que antes era de Suzume, una amiga de Iruka.
Hinata no podía con la vergüenza de que alguien del pueblo donde trabajaba la hubiese visto en esa situación, pero se lo agradecería enormemente. Ya que Kakashi también le dijo que había olvidado sus dinero y celular en su trailer, así que se tomó la molestia de llamarle a Ino y avisarle que la doctora no llegaría a dormir.
Hinata no recordaba prácticamente nada de la noche anterior solo que había ido a un hotel con un completo extraño, algo que no podía creer que fuese verdad, pero después de que Kakashi le dijera que la vió saliendo de dicho establecimiento, no le quedó duda. Sintió su cara arder cuando escuchaba el relato del hombre y le repitió vez tras vez que no era algo que ella acostumbrara.
—Descuide doc, no la estoy juzgado. Y no se preocupe, no le diré a nadie sobre esto, puede tener la confianza de que mi Iruka tampoco dirá nada.
Hinata asintió mientras daba las gracias, todavía demasiado avergonzada para verlo a los ojos.
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I could fall in love
FanfictionEl que juega con fuego, se puede quemar. Mención de parejas bl, sino te gusta pasa de largo. Fanfic creado sin fines de lucro, hecho solo por diversión. Todos los derechos a Masashi Kishimoto por los personajes.