Capítulo 20

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"Yèzi..." El alfa nunca había visto al gentil beta tan agitado como este. Lo que el otro había dicho realmente lo entristeció, pero solo mirar al beta tan afligido le rompe el corazón tanto que ni siquiera podía preocuparse por su propia angustia y le dio unas palmaditas en la espalda.

Cuando el beta fue acariciado de esta manera, su impulso anterior se disipó y todos los agravios y la tristeza que había sufrido quisieron salir de su boca.

"Ni siquiera te gusto. ¿Por qué me dijiste eso?"

"¿No me gustas?" El impacto fue tan grande que el alfa no pudo hablar durante mucho tiempo, "Entonces, ¿quién me gusta?"

La beta exprimió laboriosamente algunas palabras.

"Mi hermano... ¿Quién más puede haber?"

"Pequeño tonto." El alfa suspiró, luego, como persuadiendo al beta cuando eran niños, sacó una toallita húmeda para limpiar la cara empapada de lágrimas del beta y besó los labios del beta.

"Me gustas."


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