Prólogo

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Los besos se volvieron mas intensos con el pasar de los segundos, yo pasaba mis manos en el abundante cabello negro mientras él, con sus manos encendían cada nervio de mi cuerpo.
De algún modo, hizo que una sensación de libertad explotara en mi zona intima.
La cama llego rápido a nuestro encuentro y me recibió a mi primero.
Sentí como sus manos se apresuraban de quitar todo estorbo de tela a excepción de la interior.
Él deja que lo ayude a quitarse el traje y cuando llegó a sus pantalones, veo su erección, lista para un rato de embestidas. Muerdo mis labios al saber lo que hará y me mira.

Me sonríe, y si que le gusta que lo mire como un postre a punto de devorar.

Deja su cuerpo arriba del mio mientras la sesión de besos y caricias arranca de nuevo.

No si era mi imaginación o el momento en el que mi cerebro perdía la razón, cuando escucho que alguien toca la puerta de la habitación desesperada.
Y también gritos.
Gritos de mujer.

Los gritos de mi hermana.

Joder, no.

-¡Rafael! ¡Sal de ahí!-

Él se detiene. Ambos estamos preocupados de que...

-¡Se que estas con la zorra de mi hermanita!-

Mierda...

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