Capítulo único

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No era muy común las que planeara y jamás se había sentido motivado a grabar una dado a que sus bromas se le ocurrían al momento, pero tras haber visto varios videos, quiso conmemorar esa con el único fin de mostrarles a sus amigos en común, la divertida reacción de Yoongi cuando Seokjin lo llamase «Esposo» en una de sus tantas salidas.

Estaba emocionado, no solo porque lo había planeado como si fuese a presentar la proposición más innovadora y compleja frente a los más grandes ejecutivos, sino también, porque su adorable amigo era la persona más tímida que conocía, por lo que ansiaba aún más ver su reacción, ya que era común encontrarlo sonrojado y apenado cuando estaban juntos, e ingenuamente pensaba que era porque lo sorprendía en momentos repentinos, como cuando lo encontraba observándolo o cuando por accidente tocaban sus manos.

Fuera como fuera, sabía que iba a ser muy gracioso, hasta podía imaginar como su pálida piel tomaría su usual y cálido color rojo, o como con una de sus manos jugaría nerviosa con su arete, y torpe, se ahogaba de la risa con si propia saliva al pensarlo.

Cuando por fin estuvieron juntos, en la comodidad de su cafetería favorita, él con su celular en su mano comenzando a grabar y Yoongi terminando de elegir lo que quería, la agradable mesera llegó a su mesa y preguntó amablemente qué iban a ordenar.

Seokjin habló con confianza, pidió lo necesario y antes de decirlo, observó con cuidado lo que hacía su amigo con el fin de estar listo, para burlarse de su reacción.

—...Eso es todo para mí, y para mi esposo... ¿Un café?— Hizo lo posible para no dejar salir su risa, pero fue fácil cuando vio que no reaccionó con su esperada timidez y simplemente asintió sin quitar su vista del menú.

—Sí cariño, y también un porción de tarta por favor, gracias— La joven chica asintió anotando sus órdenes, y se alejó de ellos, ignorante de que ambos jovenes se encontraban alternadamente apenados al notar lo que había pasado.

Seokjin jamás esperó recibir ese sobrenombre tan cariñoso y cotidiano, y Yoongi apenas comenzaba a darse cuenta de lo que había oído y dicho.

Estaba sumamente nervioso ese día, porque luego de tres años de estrecha amistad, por fin planeaba confesarle a su amigo lo que sentía, incentivado por lo cercano que eran y porque se creía incapaz de guardar siquiera un día más lo que sentía, por lo que decirle «Cariño», cómo miles de veces había imaginado hacerlo, arruinaba su tan estructurada confesión.

—¿Por qué me llamaste cariño?— Y el sonrojo que Seokjin mostró en su fabuloso rostro, casi detiene su corazón, no sabía qué responder y el terror acompañado del amor que sentía, paralizaron por completo su habla —Oh, ¡ya sé! Ellos te lo dijeron, ¿no? No debí decirles lo de la broma.

—¿Qué broma?— Yoongi a veces era tonto, pero luego de hablar, se sintió la persona más estúpida de toda la existencia, porque fácilmente pudo aprovechar esas palabras como escusa a su reacción tan natural, y no con la explicación de que soñaba a diario con la idea de que le llamara esposo en sus futuros años de casados.

—Yoongi, ¿por qué me llamaste cariño?— El lo repitió y procuró cubrir su rostro con sus manos, preocupado por lo apenado que lo dejó la simple idea de escuchar que lo llamase así. Era extraño, y al mismo tiempo nunca se había sentido tan emocionado.

Su voz sonó tontamente más preocupada, hasta se sintió mal porque Yoongi acompañó su abrumante sonrojo, con una mirada angustiada y hasta triste, que lo alteró también.

—Seokjin... Me gustas— Jamás en su vida se había sentido tan nervioso, su voz tamblaba como nunca y la sopresa que vio en su amigo, fue justo la que esperaba, pero si ya estaba al borde de su confesión, debía darlo todo para continuar —Tú me gustas, no solo eso, creo que no podría aguantar un segundo más sin decirte lo mucho que te amo... Que eres carismático, amable, atento... Solo perfecto, y yo... De verdad tengo miedo de escuchar tu respuesta, pero sea cual sea, prometo que no insistiré más, lo único que espero es continuar con nuestra amistad y...

Y el siguió hablando, nombró cada aspecto de su relación, las muchas veces que Seokjin le animó o ayudó, lo agradable que era escucharlo hablar, lo divertido de sus bromas, la forma curiosa en la que se enojaba, refunfuñando, haciendo gestos, quejándose por horas, todos los detalles que ni Seokjin sabía de él mismo, fue tanto que llegó a perderse en su monólogo, confundido por la confesión, extrañado por esos sentimientos en los que simplemente nunca pensó, y cuando Yoongi terminó, su voz en plena confusión, solo salió.

—¿Qué?— Fue natural y tan real, que en su nerviosismo temeroso, Yoongi no puedo evitar reír, avergonzado al igual que él, sonrojado al punto que sus orejas ardían, pero contento porque su amigo reaccionó de la forma que más esperaba, atónito. Simplemente era una de las tantas cosas de él que le gustaban, que en su terrible miedo, sus gestos, lo calmaran.

Lo lamentó por un segundo, pero terminó por aprovecharse de su adorable confusión y accedió a abandonar su idea, no queriendo presionarlo a algo que evidentemente jamás había pensado, sintiendose culpable por un segundo y al mismo tiempo, contento de haberlo siquiera intentado.

—No fue nada, Jin... Sí sabía de la broma, suponía que harías algo así. Por favor, que no se repita, aunque sé lo mucho que disfrutas molestarme...— Y Yoongi rió, feliz porque su hermoso Seokjin también lo hizo, no aliviado, pero sí más tranquilo por lo sorpresivo que fue todo y por lo agradable que era tener una explicación.

La mesera volvió tras eso, amable y alegre, les dejó sus pedidos amenando aún más la situación, y mientras Jin reía y conversaba de trivialidades, procurando olvidar lo que había ocurrido, Yoongi le miraba con un ferviente amor, uno vivaz, cálido y fuerte, sintiéndose tan enamorado como siempre, tan contento como nunca, deseando que ese momento donde miraba como comía su postre y alegaba que él podría hacerlo mucho mejor, nunca acabase.

Dolió, no podía negarlo, pero siempre fue paciente, y si ese joven necesitaba diez años más para estar listo, Yoongi lo esperaría once, dispuesto a tener únicamente su corazón para él, feliz de sentir como cada buen sentimiento anhelaba el momento perfecto para salir y demostrar lo verídico que eran, solo por su sola existencia.

Tal vez fue suerte o destino, pero ese incidente fue un antes y un después en su amena relación, porque en un claro “plan de amigos”, Seokjin aturdido, comenzó a agravar sus bromas, y ya no solo disfrutaba de molestarlo llamándole esposo, sino también de sostener su mano al caminar, o de decirle varias veces «cariño», y hasta de llegar a ser excesivamente mimoso con él, dándose cuenta de algo que siempre estuvo allí y que nunca entendió o aceptó.

También estaba enamorado de su amigo, y con Yoongi entendiendo que esas bromas eran la lenta forma de Seokjin de darse cuenta de lo que sentía, no fue difícil sentirse seguro de confesarse, y en la misma cafetería en donde todo empezó a confundirlo, Seokjin abrió con anhelo su corazón, y Yoongi solo se limitó a aceptarlo todo, desde la palabra más amorosa al chiste más ridículo, cegado de felicidad y aún más enamorado que el principio.

Jin volvió a llamarlo esposo en ese lugar, solo que estaba vez, no era un burdo chiste grabado, ya era una ilusión con una gran posibilidad de cumplirse y aceptada con toda esperanza por Yoongi.


💐


Uff tarde más de lo que esperaba, pero es que la trama me era tan confusa, terminaba siendo más larga de lo que quería porque no supe cómo manejar los sentimientos de Jin, ;( pero al menos puede darle este cierre.

En fin, espero que aún así, les gustara, stream Face y mucho amor para Hoseok.

Gracias por leer, en especial este tipo de libros tontos, nacidos de ideas randoms jaja. ❤

Le digo esposo a mi compa - YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora