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"LO QUE CULMINÓ"

Y ahí, a inicios de la emblemática pelea, se escuchan gritos de dolor, lloriqueos de niños en busca de sus padres o envueltos en los escombros.

Pero también se escucha el llanto de miedo y dolor de una chica. La chica que ha visto como todo aquello se ha derrumbado, como todo aquello ha quedado en ruinas. Todo lo que amaba, de las únicas cosas que le quedaban.

¿Saben como suena tu alrededor después de estar cerca de una explosión?

El chirrido era tan fuerte que opacaba sus sentidos. No era necesario que su vista le fallara para saber como había culminado aquello.

Escombros.

Miedo.

Y un corazón roto.

Cayó de cuclillas en la cima de todo. O así se sentía. Sus lágrimas resbalaban incontrolables por sus mejillas y su respiración se veía detenida por entre tanto humo, por entre tanta desesperación.

O impotencia.

Aún aturdida, intenta ponerse de pie, a ciegas y con torpeza; sus rodillas flaquean en el intento y ella desploma.

Pero en lugar de llegar al áspero suelo, alguien la apoya con su cuerpo y la ayuda a sentarse.

Se siente insegura. Su vista no le corresponde ni ningún otro sentido. Aún está confundida.

Sus mejillas comienzan a sentirse cálidas bajo aquel tacto áspero y sutil que le están brindando. Sus lágrimas comienzan a ser retiradas con el suave tacto de tales dedos.

Trata de abrir sus ojos para ver de quien se trataba. Pero era inútil.

Poco a poco, la silueta de un rostro masculino se iba formando frente a ella.

- ¿B... Boruto?, ¿hermano? - susurró - ¿volviste?

No sabía si este guardaba silencio o se había quedado sin el sentido auditivo.

Sollozó, quería soltarse a llorar en los brazos de su hermano; quería gritar, abrazarlo, contarle lo mucho que lo ha extrañado, lo mucho que le ha hecho falta.

- Te necesito, Boruto - susurró de nuevo, ahora con una voz más ahogada - Eres lo único que me queda...

Esa frase...

El ambiente cambió. Entre ella y aquel que quería creer era su hermano.

El ambiente era denso. Cargado. Nada confiable.

- ¿Y qué hay de mi? - susurró ahora él.

Ella se tensó.

- ¿Dónde me dejas a mi, Himawari?

Se quedó en silencio. Conocía esa voz, llevaba años haciéndole creer que lo conocía tan bien como todos creían.

Pero era solo eso, una actuación.

Y odiaba esa voz.

- ¿Cómo...?

- ¿Cómo te encontré? - concluyó él - Oh, querida hermanita - ella tensó la mandíbula - No podía dejarte sola. Después de todo, soy tu hermano mayor.

- ¡Tú nunca has sido mi hermano, Kawaki! - reprochó - ¡No consideraría mi hermano a quien me lo quitó todo!

- ¿De qué hablas? - su tono era sarcástico, llegando a lo inocente - Yo te he dado lo que deseas y no te ha faltado nada.

- Le quitaste la vida a quien quiero. Le quitaste la vida a Boruto - recalcó - Eso significa que me has quitado mi vida también.

Kawaki se acercó a la menor y la tomó con fuerza por el brazo.

Ella -quien sus sentidos ya se habían agudizado- se safó con facilidad. Lo miró desafiante y con rabia expresada en cada facción de su ya sucio rostro.

Él caminó al rededor de ella. Observándola de pies a cabeza.

- Lo hice para protegernos.

Ella no se inmutó y lo siguió con la mirada.

- ¿Destruyendo todo lo que no te gusta?

- Creando un nuevo mundo para nosotros.

- Y exactamente, ¿qué mundo puedes imaginar si no hay ninjas?

- Mientras haya ninjas, el mundo estará en guerra - suspiró - Solo quiero alejarnos de eso.

- ¿Creando una guerra?

Él se detuvo.

- ¿Qué pretendes exactamente, Kawaki? - ella era tan dulce, no podía enojarse por tanto, no podía odiar a alguien - ¿Por qué no te permites ser feliz?

- ¡Yo soy feliz! - exasperó - ¡El Séptimo y su esposa están a salvo, tú estás a salvo. No necesito nada más!

- ¡Entonces responde, ¿por qué estas haciendo esto?!

Él parecía irritado. Ella moderó su postura ante él.

- Yo te adoraba, Kawaki - confesó - Y te admiraba a la vez. Te veía y, por mucho que mamá me tapara los oídos para no escuchar tus groserías, sabía que eras alguien con un corazón único.

Él no quiso mirarla.

- Yo te amaba, Kawaki - susurró, pero este la escuchó.

Las lágrimas corrieron por las mejillas del chico. Era la segunda vez que se atrevía a llorar frente a alguien.

- Y yo te amo, Himawari.

Esa confesión la dejó sorprendida. No se lo esperaba. Podía imaginarse que la veía como una hermana -al tomar la vida de Boruto- pero no a tal punto.

- Pudimos haberlo tenido todo - susurró - Pero te desviaste del camino correcto.

Él no se atrevía a verla.

- No te imaginas cuan diferente habría sido nuestra vida...























Chyio67

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐏𝐎𝐃𝐈𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐑 • ᵏᵃʷᵃʰⁱᵐᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora