Capítulo 1

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Parte 1 : VEGETTA


Su cuerpo se arrastró entre el césped y flores, aquellas que crecían felices entre tanta vegetación, demostrándole al mundo lo maravillosas que son. Mientras él, con la armadura hecha añicos, la ropa rascada a tajos en ciertas zonas, gateaba en un vago intento de escapar de su depredador. Sus lastimadas manos arañaban la mala hierva, estrujandola entre sus pobres uñas y dedos un tanto cayosos, con la sangre manchando lo que tocase debido a los arañones un tanto profundos, producto de su escudo roto al inicio de la pelea. Los suspiros cansados que escapaban de sus pulmones en busca de liberarse, se volvían más lentos conforme su debilitado cuerpo escapaba, dejando detrás suyo unas manchas de sangre carmín que delataban a donde huía.

Pronto, el aire fue violentamente cortado por las garras de aquel animal, aquel que había logrado cazarlo, con aquellos ojos violáceos mirándolo sin parpadear, con sus garras goteando sangre mientras el resto de sus sentidos se mantenían atentos por sí alguna otra criatura cercana intentaba quitarle la presa. Tosió un poco de sangre tiñendo algunas rosas blancas y amarillas, viendo de reojo como su cazador se acercaba de manera brusca hacía su persona, relamiendo la comisura de sus labios mientras olfateaba el aire con deseo, drogandose con el aroma a sangre fresca y hormonas de celo. Oh, ya recordaba el como empezó aquello, el descanso que estaba teniendo antes de ser cazado le estaba permitiendo un breve momento de lucidez. Pero aún así, parpadeó cansado, sintiendo un doloroso jalón de su poleron que lo obligó a voltear un poco el rostro hacía atrás, viendo mejor a su depredador. Era él, tan inponente y grande, gruñón y orgulloso, solo que en aquellos orbes que tanto le gustaba, no veía a su amigo híbrido, no, solo veía a un animal salvaje apunto de cenar.

-Spreen... -susurró bajito, escuchando su propia voz rasposa producto a la anterior tos con sangre y falta de líquidos. -Para...para ya.- rogó de manera penosa, mientras las hormonas inundaban sus pulmones, drogandolo y mareando su inestable conciencia.

Unas calientes manos empezaron a recorrer su torso bajo su polera, manoseando su cintura y subiendo por su pecho, amasando las zonas donde había más músculo. Jadeo debido al brusco cambio de temperatura que tuvo su pobre pecho, intentando empujar a su contrincante con la poca fuerza que le quedaba, luchando aun por su orgullo alfa.

-Spreen... somos alfas, no lo hagas -Volvió a rogar, empujando el rostro del de hebras oscuras, evitando que este mordiera su cuello y empezará un lujurioso camino de besos y mordidas que, sin duda alguna, dejarían marcas que durarían mucho tiempo.

Sin embargo, el híbrido estaba fuera de sí.

Aquellos orbes que en la mayoría de tiempo estaban ocultos bajo aquellas gafas oscuras, ahora estaban libres, desprendiéndo un aura de dominio y lujuria, brillando en un profundo mar violáceo que ahogaba a aquel que quisiese mirarlo sin permiso alguno, un mar en el que se estaba ahogando debido a su propio celo.

Hacía un par de horas comenzó aquella persecución. Salió de casa un tanto débil debido a la dura jornada de minería que tuvo la noche anterior, quería encontrar la mayor cantidad de material posible para ayudar a su gran amigo amante del morado, Vegetta; ya que este requería de mucho para terminar su última y nueva novedad. Sin embargo, había empezado a sentirse débil y con demasiada sed y sudor en exceso, cosa que ignoró debido a que su celo aún faltaba para empezar, un par de meses tal vez. Al final, sacó la conclusión que aquel malestar debía deberse al sobreesfuerzo que estaba teniendo en esos días. En el transcurso del día, aquellos malestares fueron en aumento, preocupandolo un poco debido a que era algo inusual, y debido a esto decidió llamar a quién consideraba como un padre, Vegetta.

Sacó su intercomunicador y buscó en la lista de contactos y le susurró: "Vegetta, necesito que vengas por mi, no me siento realmente bien y no creo poder volver a casa solo desde donde estoy" Envío el mensaje mientras intentaba buscar un lugar seguro, viendo a sus alrededores fijándose en el frondoso bosque que crecía a un lado suyo, decidiendo adentrarse en el y esconderse entre algunos árboles. La respuesta de su compañero llegó de manera rápida como era de esperarse, apresurandose a leerlo para mandar su dirección. "Claro, dime en donde estas y llegaré lo más pronto posible, espero que no hayas ido muy lejos...", sonrió por la clara preocupación de su amigo, enviando una foto de referencia de su ubicación y las coordenadas más cercanas posibles. Siguió caminando aún en busca de un refugio hasta que la ayuda llegue, ahí fue cuando todo empezó.

DELTA [Spiderbear]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora