Parte 1 : CUANDO LOS ANGELES LLORAN, EMPIEZA LA TORMENTA.
La tierra húmeda bajo sus suelas no le impedirían llegar a su destino, aunque el clima se ponga en su contra al igual que el manto de la oscuridad, no se iba a rendir, seguiría su andar hasta llegar a sus brazos, aquellos que le proporcionaron calor y confort, para oler sus castaños cabellos y sentir su presencia, para decirle a aquellos que los rodearan -amigos o enemigos- que él era suyo, su niño bonito, su héroe sin capa, su príncipe sin corona, su hogar, su vida y su corazón. Porque no permitiría que una tragedia vuelva a suceder, porque una vez duele, pero una segunda te derrumba y te vuelve más fuerte, y aún así preferiría ser débil por siempre.
Las gotas de agua navegaron por su cabello, batallando contra el aire que las asesinaban conforme seguía su maratón. Siguió y siguió hasta sentir sus pulmones a poco de explotar, su corazón martillar su pecho pidiendo auxilio, sus piernas temblando cual gelatinas y sus brazos desgastados por los hombros como engranajes viejos. Corrió pues era lo único que podía hacer.
El cansancio abrazó su cuerpo, acunandolo entre sus brazos, debilitando su sistema ocasionando su pronta caída, el lodo se pegó a su rostro, las flores mojadas se rieron de él mientras la mala hierva se regocijaba haciéndole cosquillas en las mejillas. Miro adelante, a aquel lugar al cual debía de llegar, riéndose con su imponente altura de su idiotez. Golpeó la tierra húmeda con el puño cerrado, se volvió a levantar y siguió, siguió y subió aquellas largas escaleras al rascacielos, escuchando gritos y llanto, golpes y estragos. Trago saliva con nerviosismo, tomando una gran bocanada de aire para enfrentar el problema cara a cara.
Y tocó la puerta.
Tock, tock.
A los segundos los gritos fueron reemplazados por insultos, los golpes por pasos que hacían llorar a la madera, y sus fosas nasales se llenaron de aquel delicioso aroma, del olor del cual se enamoró hace mucho tiempo, de aquellas feromonas que lo abrazaban con regocijo cada que lo sentían, quería sentir su calor, su olor, quería volver a estar entre sus brazos y fundirse en uno solo, ser solo ellos dos, el uno para el otro; pero aquello ya era imposible, un matrimonio con papeles en la mesa para firmar aquella separación, el adiós definitivo debido a su propia culpa, a sus constantes errores. Trago saliva con los nervios a flor de piel, movió un poco sus cortas alas escondidas tras su espalda, y lo encaró. Frunció el entrecejo para mostrar su lado agresivo, curvo los labios e hizo su mejor expresión de desdén.
Espero verlo alto, con los cabellos danzando en su cabeza como bailarinas, esperó sentir aquel embriagador aroma danzar como mariposas sobre las flores, espero muchas cosas de él, menos aquella expresión derrotada. Aquellas vistas que le ofreció, fue como volver a caer en la locura, aquel trance que sintió cuando perdió a aquel ser vivo que tanto amó, a su niña bonita de listón rojo y cabello café.
Sus bailarines hebras estaban perladas en un cruel escarlata y humedad, el rojo carmín caminaba por su rostro y ropas, bailando entre sus mejillas y acariciando sus fuertes brazos, besando como suaves flores su oscuro poleron y esculpiendo de aquel color sus dedos. Sus ojitos no brillaban ya hace mucho, y ahora estaba peor, con las pupilas dilatadas y la esclerótica en un profundo mar de sangre, su nariz y mejillas sonrojadas, aquella imagen que creyó nunca ver en él, en aquel hombre fuerte y enfermo a la vez.
-Quackity, Roier te necesita...nos necesita- dijo bajito, como si hablar más le lastimara. Dio un par de pasos hacia atrás para que el recién llegado entrará en la arruinada morada, donde un alfa de cabellos negros esparcia de manera desordenada sus feromonas, siendo territorial y agresivo, hecho un mar de furia mientras el hijo de este se cubría con una colcha entre brazos. -necesita a sus padres. -terminó de formular, limpiando algunas lágrimas que pintaban su rostro.
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DELTA [Spiderbear]
FanfictionSus castaños cabellos ahora eran rojos cual carmín, la sangre caía a chorros y la vista se ponía borrosa con el pasar de los segundos, aquel alfa estaba fuera de control, arremetia a todo ser con el cual se encontraba y lastimosamente, él era el últ...