My dear K.

Prologo.

(....)

-Majestad..., Ya ingresaron al palacio, desea que demos la orden?

Queria poder vivir una vida tranquila, pero con aquel dolor y cargo de conciencia como podría seguir aquí?.. cause tanto sufrimiento sin razón alguna, todo por ver aquella sonrisa que creía me hacía feliz.

-No, déjalos entrar.. y tú deberías irte- después de todo ninguno de ellos dudaría en dejarme aquí a mi propia suerte.

-Si su majestad...- antes de que aquel último caballero se alejará por aquella puerta, tenía que aclarar algo más..

-Mi hermano... Se fue no es así?..-

El silencio estuvo en la habitación por unos segundos hasta que escuché la respuesta afirmativa de aquel sujeto, para luego oír como este se iba rápidamente, nuevamente estaba solo..., Escuchaba con claridad el sonido de la puerta del palacio siendo golpeada.

Decidí asomarme a mi balcón y mirar el hermoso ocaso, cuando quizás las almas de aquellos que morían injustamente podían descansar, el estaría conmigo?, la hora más tranquila para mi y también el momento cuando todo mi mundo... Mi universo... Se fue.

La puerta de la habitación se abrió de par en par y a los segundos sentí aquella espada filosa en mi espalda, me di la vuelta mirando a aquellas personas las cuales antes solían amarme y alabar mi ser, esas mismas personas las cuales ahora buscaban condenarme y tomar mi cabeza como un trofeo el cual celebrarían por el resto de sus vidas seguramente.

-Usted.., princesa Mingyun... Finalmente la tenemos..

-Aun sigo siendo la princesa, así que dime princesa Kim, recuerda tu lugar, ya que aún no estoy muerta.

-pero muy pronto si Majestad... Después de todo ya no está aquí el príncipe Kim para protegerla..., Ese pobre diablo escapó dejándola sola como todos aquellos que alguna vez la "amaron" y le dieron la espalda.

No pude evitar sonreír levemente y entonces suspirar mirando por última vez el atardecer, mi mirada bajo hacia la gran multitud de estaba abajo esperando a que aquel sujeto detrás mío clavara su espada acabando con mi vida y aquel sufrimiento que me carcome.

-Mi hermano jamás me dio la espalda..., Al contrario..-

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