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A veces era así: sol cálido, sonrisas entre el vecindario, sonidos felices y un ambiente feliz. La mayoría de veces debía ser así, era un obviedad, en su totalidad.

Todos se llevaban bien, Julie, linda y coqueta con esas dos coletas y vestidos pomposos y acordes a ella. O Frank, generoso y astuto siempre dispuesto a brindar una solución sacada de la lógica, de la razón. Poppy, Eddie, Barnaby, Wally...

Oh, dulce Wally.

Él siempre parecía una estrella, una personificación del sol engendrado en ojos negruzcos, sonrisa de oreja a oreja y peinado extravagante, Y como el sol, no te podías acercar a él, o bueno, podías, eres parte del elenco después de todo, eres una vecina más, con una casa de tonos morados y anémonas plantadas y un tapete de bienvenida en la entrada de la casa.

Pero, se sentía mal. Wally se veía tan inalcanzable de una manera que retorcía los nudos del estómago, que lo hacía mirar a otra parte cuando tú mirada lasciva se quedaba mirando los puntos dónde sus pómulos ganaban color, esas veces eran tan vergonzosas.

Ambos eran amigos, cómo cualquier persona, aunque tú lo veías como un guía, un líder al que siempre seguir sin tartamudear y así era, no había objeciones. Nunca hubo, nunca nadie cuestionó porque el siempre lideraba, porque todos lo conocían o como podía conocerlo aparentemente todo.

Y luego algo había pasado, algo y ni siquieras sabías que. Todo tan confuso, todo lleno de estática como si tu cabeza fuera esa televisión chatarra que solo reproduce el sonido del ruido blanco.

Y todo cambia, sutil, demasiado. Casi imperceptible, como si no pudieras encontrarlo si no lo estabas buscando, y ahí radicaba un problema, lo estabas buscando. Tal vez fue un sexto sentido, tal vez fue tu propia conciencia, tal vez...

Y luego eras conciente.

Oh, tan dolorosamente conciente.

Ya no podías dejar de mirar a la ventana de Wally, donde el se asomaba, un hecho que antes te hacía sonreír porque usualmente no se podía ver nada más que una parte de cuerpo, ahora te daba una sensación de incomodidad mientras regabas los anémonas, las camelias, las diversas flores que ahora servían de consuelo.

Y su mirada ni te dejaba, no salía de ahí, como si él supiera, como si Wally supiera sobre los terrores nocturnos, sobre los ojos como cuencas, sobre los gritos de un ser olvidado

Las azucenas en tu cabello, y los narcisos del piso se marchitaron, pudriéndose incluso ante tu cuidado.

Lo único que te mantenía viva, o con un hilo de cordura aún sin cortar era la maldita abstinencia, sin hacer preguntas, sin hacer comentarios innecesarios, sin dudar. Solo seguir y obedecer, y a Wally le encantaba la obediencia, le encantaba tener el control, cada vez que abrías tu boca, a punto de decir algo, bastaba una mirada junto a una sonrisa gentil de Wally para poder hacerte callar.

No importaba, llegaste a disfrutarlo. Era mejor así, verlo en silencio mientras el trazaba pinceladas en un lienzo, siempre el artista, siempre el mejor. Habías sudo su musa varias veces, hacia retratos de ti y de todo el vecindario. Su creatividad no tenía límites y tenía talento, debías de admitir.

Aún así era mejor seguir su farsa, seguir riéndose como si no fueras consciente de todo lo que te rodea.

Y así era; Wally agarraba una de las azucenas de la canasta y lo ponía en tu cabello, los trenzaba, los jugaba, los acomodaba, los alisaba. En estos momentos, era mejor pretender seguir normales, ser ignorantes y simplemente sonreír.

Y también era así cuando Wally traía uno de sus cuadros, tan llenos de detalles y las pinceladas suaves harían que dieras una sonrisa mientras abrazabas y colgabas el cuadro en la pared.

Te traía flores y tu también le dabas en respuesta, era su forma de comunicarse, su forma de decir algo; tú forma de responder, un lenguaje que sustituía las lenguas afiladas y los peligros de hablar a simples sonrisas dedicadas, algo más fácil. Sin peligros.

Caléndulas, capuchinas, claveles amarillos, hortensias, jacintos amarillos... Y continuaban.

Al final, la abstinencia junto a las flores y el recuerdo de algo que ya no será fue lo único que te mantenía un poco cuerda.

Al final, la abstinencia junto a las flores y el recuerdo de algo que ya no será fue lo único que te mantenía un poco cuerda

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En primera, por obvias razones esto es OOC, Wally ya tiene personalidad pero dhjaks todavía no le hayl cómo

Además de que todavía no tenemos lore de welcome Home y lit todo esto salió de mi cola

Perdonen si todo es confuso en la narración y los pov hace mucho q no escribía así

Lmaooooo en fin chaooo

Abstinencia | Wally DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora