único.

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presente.
pasado.

adv: sexo fuerte. sexo oral. sexo contra la pared. asfixia y tirones de pelo.

spreen sabe que se merece esto.

por lo que toma todo lo que roier le da obedientemente, sintiendo las manos ajenas en su cintura. el agarre duele, marcando su piel blanquecina.

los labios de roier se posan sobre la zona sensible de su cuello; besando, chupando y mordiendo con fuerza.

siente una de las piernas del castaño entre sus muslos, apretándolo contra la pared detrás de él y el cuerpo de roier.

—por favor, roier...—spreen se acercó un poco más al otro, quien se encontraba dándole la espalda.—haceme lo que quieras. soy tuyo... podes usarme como quieras, pero por favor perdoname.

y roier podía sentir la ira invadiendo cada parte de su cuerpo, consumiendo todo a su paso poco a poco. su sangre hervía y sus dientes estaban fuertemente apretados entre sí.

te vas a arrepentir, spreen.

una de las manos que anteriormente apretaban su cintura, sube hacia su cuello y aprieta con fuerza. una nueva ola de calor recorre su cuerpo ante tal acción, sintiendo poco a poco la falta de aire en sus pulmones.
se siente mareado y el corazón le late tan fuerte que podría salirse de su pecho en cualquier momento.

la otra mano libre del castaño se acerca a uno de sus pezones, apretándolo con fuerza antes de comenzar a frotarlo burlonamente.

y todo mientras roier lo mira fijamente.

podrías empezar con quitarte la ropa, spreen.

el pelinegro se siente pequeño bajo la mirada que el otro le dedica.

su cuerpo tiembla de anticipación y la excitación lo invade rápidamente.

spreen siente como las piernas le tiemblan sin control alguno y sabe que si no fuera por la pierna entre sus muslos, ya estaría en el suelo.

las yemas de los dedos de roier se tornan de un blanco grisáceo al apretar la piel caliente del cuello ajeno con tanta fuerza. los ojos del pelinegro se humedecen y la falta de aire en sus pulmones se hace cada vez más notable, pero no dice nada.

le gusta.

y solo unos segundos después, roier finalmente afloja su agarre un poco para que pueda respirar.

—al suelo, de rodillas.

el hibrido de oso cae de rodillas al suelo, sin importar el leve dolor que lo invade por la caída.

puede ver como los dedos hábiles del castaño bajan lentamente la cintura de su pantalón junto a su ropa interior, liberando su erección. cuando el otro acerca su pene a sus labios entreabiertos, respira hondo por la nariz y cierra los ojos mientras intenta relajar la garganta.

los dedos de roier se aferran a su cabello y tiran bruscamente antes de que comience a mover sus caderas.

y luego las caderas del castaño van aumentando tanto el ritmo como la fuerza y profundidad de sus movimientos con el pasar de los lentos segundos, follando la boca de spreen a su propia manera.

la mandíbula del pelinegro duele, sus labios están muy abiertos y las lágrimas pinchan en las esquinas de sus ojos. el agarre en su cabello también se vuelve cada vez más doloroso.

los movimientos bruscos del castaño siguen por algunos segundos más y antes de que algo más pueda pasar, se detienen abruptamente.

roier se aleja de él y quiere quejarse, pero no está en condiciones de hacerlo.

no hoy.

—abre bien la boca.—ordena el castaño.

spreen hace lo que le ordenan, sintiendo dos dedos dentro de su boca segundos después. los moja con su saliva, pasando su lengua entre los dígitos y usando sus labios para succionarlos.

luego roier aparta sus dedos y, de un momento a otro, lo levanta del suelo y lo toma por sus gruesos muslos, levantándolo del suelo hasta que sus piernas se envuelven alrededor de su cintura y está apretado contra la pared por el cuerpo del otro.

—¿se sintió bien, spreen?—el castaño pregunta mientras uno de sus dedos lubricados rodea el agujero del hibrido de oso.—¿se sintió bien humillarme?

spreen quiere responder, pero no puede.

finalmente un dedo entra en él, deslizándose dentro y fuera varias veces antes de agregar otro más. los dedos se abren dentro de él, estirándolo en tijeras.

—esta vez, spreen...—los dedos se curvan dentro de él y arquea su espalda, gimiendo contra uno de los oídos de roier.—me las vas a pagar.

los dedos del castaño se retiran lentamente, logrando que el pelinegro suelte un lloriqueo necesitado. los muslos de spreen se aprietan contra la cintura de roier, necesitando el contacto de piel contra piel.

y las caderas del castaño se mueven antes de que el otro pueda hacer o decir algo, hundiéndose dentro de él con una sola embestida.

duele, duele mucho.

pero a él le gusta el dolor.

el dolor de ser abierto por el pene del castaño con solo un poco de preparación previa, sus músculos tensos por la posición y su espalda raspando contra la pared por el movimiento... lo es todo.

roier comienza a moverse y spreen sabe que no hay vuelta atrás a partir de aquí, que roier lo va a follar hasta que pida por favor. no hay nada que pueda hacer más que aferrarse a los hombros y cuello del castaño para recibir lo que se le da.

y roier lo toma contra la pared como si su vida dependiera de ello. las caderas del otro se mueven una y otra vez de manera fuerte y rápida, él siente como el castaño deja salir su ira en los movimientos.

sus gemidos son fuertes en el silencio de la casa que comparten, sin importar si alguien puede oírlo.

los dos se besan con fuerza cuando sus rostros se acercan, con su saliva mezclándose y escapándose de sus bocas abiertas.

el ritmo de las caderas del castaño es acelerado, el pelinegro puede sentir el pene del otro muy adentro de él. golpea su próstata con cada movimiento, haciéndolo temblar violentamente.

—p-por favor...—él ni siquiera sabe por qué está rogando.

no puede ni pensar con claridad para este punto.

solo puede pensar en roier, en el cuerpo de roier y en lo que roier le provoca.

siente una mano en su cuello nuevamente, que se aprieta contra su piel y corta su respiración.

y solo bastan unos cuantos empujones más para que finalmente pueda sentir como los movimientos de roier se vuelven desordenados, corriéndose dentro de él. siente aquel líquido caliente y espeso llenarlo hasta el borde, causándole escalofríos en todo el cuerpo.

—y ahora...—la voz agitada de roier en su oído lo vuelve loco.—me gustaría saber cómo vas a hacer solo para correrte.

merecido | sproier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora