[Ⅵ]

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Durante los siguientes días, sus compañeros de trabajo no dejaban de preguntarle y hacerle bromas con respecto a Build. Jamás alguien le había prestado tanta atención como lo hacían ahora aquellos hombres que se sentían tentados por "su novio". No dejaban de halagarlo diciendo que era el joven más caliente y delicioso que habían visto, incluso los hombres que estaban casados y que tenían una mujer en casa que los esperaba con gusto, decían que por un chico como Build eran capaces de cometer adulterio y dejar de lado su heterosexualidad.

Sin duda, Build estaría encantado al escucharlos. Sabía perfectamente que a ese demonio le hacía feliz que las personas cayeran presas fáciles de algún desliz indigno e indecoroso, se regocijaba con las faltas que los humanos cometían porque le daban una ventaja sobre Dios, su enemigo.

Pero había algo más que perturbaba al joven mortal. Y no era precisamente Build. Aunque insólito y un tanto misterioso, la mayor parte del tiempo de sentía cómodo con él. Era hasta cierto punto agradable estar a su lado, y sí, era plenamente consciente de quién se trataba, pero no podía evitarlo. 

Entonces ¿Por qué no darle su alma si no tenía problema alguno de estar a su lado?

La respuesta que le había dado al demonio días atrás era lo primero que se le había pasado por la cabeza. Una excusa bastante patética y simplona. Lo cierto es que, no tenía ni la más remota idea de por qué "se hacía del rogar", si la propuesta de gobernar el infierno junto con él era lo mejor que le habían ofrecido en la vida.

Bufó con molestia, no solo porque el enorme dilema por el que su mente divagaba, sino porque llevaba ya dos días sin saber nada de Build. Ni siquiera había sentido su presencia, y aunque sabía perfectamente que el demonio quería su alma, no podía evitar... extrañarlo. 

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Había decidido hacer una prueba para comprobar si Bible era su "sulis megobari". Y tenía dos condenados días soportando un terrible dolor en el pecho. Sin duda alguna, su alma estaba exigiendo la presencia de su contraparte. Porque, aunque nadie pudiera creerlo, él tenía alma, contaminada, oscura, sucia y malvada, pero la tenía, y ésta chillaba como si fuera un bebé recién nacido por el calor de su madre al alma del joven muchacho.

- ¿En qué puto momento se te ocurrió crear a mi alma gemela, Dios? – preguntó en voz alta mientras bajaba de la cama.

Cualquiera que lo viera dudaría de su identidad. Se sentía débil y cansado. Debía actuar con rapidez para hacer que Bible estuviera lo antes posible en el infierno. Ya no era un capricho como lo había llamado el joven. Era una jodida necesidad tenerlo cerca.

Cogió aire, y con una lentitud poco habitual en él, desapareció para llegar justo a la cama de Bible. El joven estaba dormido y se acurrucó contra él. Si bien odiaba el calor humano y el olor que éstos desprendían, aceptaba de buena gana la calidez que el cuerpo del mortal emanaba y el exótico olor a chocolate que lo acompañaba. 

- ¿Dónde habías estado? – preguntó Bible sin abrir los ojos. Se sintió tranquilo cuando notó que la presencia a su lado era la de Build.

- Un príncipe tiene muchas ocupaciones – respondió Build mirando el rostro del joven que permanecía con los ojos cerrados.

- ¿Qué no tienes esclavos que hagan el trabajo por ti? –

- Mis demonios no son esclavos, sino sirvientes – aclaró.

- ¿No es lo mismo? –

- No, los humanos serían mis esclavos, a ellos puedo torturarlos –

- Yo soy un humano – dijo Bible sin temor.

Pobre Diablo-BibleBuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora