Senki Symphogear no me pertenece, es de sus respectivos autores
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Bien dicen, que todo lo que empieza termina mal o puede terminar así.
Pero este no es el caso de Amou Kanade, un joven de cabello anaranjado rojizo con un estilo rebelde, pero que en realidad era tan rudo como un panda.
Ese día en especial, el joven Amou trabajaba en el parque de diversiones, a sus 19 años se mantenía solo y debía sacar dinero de poco en poco. Su trabajo en ese lugar era simple, ser la mascota característica del lugar, una morsa. Aunque caluroso, su gran traje de morsa café con ojos saltones le daba el dinero que necesitaba para subsistir, eso y su trabajo como tutor personal también le dejaba buen dinero.
Ese día en particular, hacía un calor de los mil demonios en el parque de atracciones. No había muchas personas en el parque por la misma razón, el calor era tan insoportable que hasta el piso parecía arder en llamas.
-De haber sabido que iba a llover fuego, pido el día y me quedo en la casa de Tsubasa –bufo el joven adentro de la botarga- Debería trabajar en otro lugar pero...me dan pases gratis para el parque y comida gratis...-suspiro y continuo su caminata a través del parque para ver si encontraba algún visitante que alegrarte el día.
POV Kanade
Como lo esperaba, no había ni un alma en el parque, a lo mucho había unos niños que no les importaba el calor y seguían jugando sin problemas en las diferentes atracciones. A veces me hubiera gustado aceptar el trabajo en el dojo del padre de Tsubasa, claro que hubiera tenido que levantarme más temprano, limpiar como ceniciento, tendría que ser el saco de box de Tsubasa, tendría que soportar los gritos del padre de Tsubasa...mejor me quedo como la morsa de este lugar, al menor no me gritan y puedo hacer todas las tonterías que quiera.
Aparte, si le digo a Tsubasa que me de trabajo... no dejara de burlarse de mí, me hará trabajar el doble y después se volverá a burlar con su sarcástica sonrisa de mujer.
¡Pero bien! Será seguir con el pequeño tour por el parque, alegrarles la vida a esos pequeños y traviesos niños que veo corriendo. ¡Que empiece mi ruta!
Primera parada, el carrusel: no hay nada nuevo, en realidad no hay nadie... ¡siguiente!
Segunda parada, la zona de comida: en otras palabras, mi lugar favorito ~
Hermosa y bella zona donde me alimento después de una larga jornada de trabajo.
Sonreí al ver mi amado lugar, pero de pronto escuche un irritante llanto. Busque la fuente de aquel ruido y vi a un niño pelinaranjo no menor de seis años llorando por su helado caído ¡ahí es cuando la morsa entra en acción! Me encamine al infante, pero alguien se me había adelantado...una joven castaña, sumamente hermosa con ese vestido amarillo y ese cinto azul en forma de flores rodeando su cintura. Su cabello castaño claro largo debajo de los hombros, unos broches rosa pastel al costado izquierdo que era de donde la estaba viendo. Su piel no era ni muy blanca, ni muy bronceada, más bien era sonrosada.
La bella chica le había traído un helado al niño. Acaricio su cabeza e intercambio unas palabras con el niño que se veía feliz con su helado y la compañía.
Hipnotizado por la belleza de la chica, camine hasta su posición sin darme cuenta. La joven volteo y me sonrió amigablemente. Ahora sabia el color de sus ojos, color cerceta, lindos y amables ojos cercetas.
-Mira, Honoka-kun, es Morsa-san -la dulce voz de la chica me hizo estremecer. Su voz era tan delicada como la misma seda.
-¡Morsa-san! -grito el niño y corrió a abrazarme- ¿verdad que tu enviaste a Serena-nee-chan para traerme un helado?
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Como cuando un ángel te visita
Humor-¡Vamos Serena, sera divertido! -Esta bien Kanade, pero nada de hacer que mi hermana sea hombre. Serenade y un poco de TsubaMaria