Un Perrito

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-He encontrado al perro durmiendo afuera, ¡no lo iba a dejar morir de frío, Pansy, está lloviendo!

- ¿Desde cuándo eres un protector de animales? - El tono de Parkinson era de molestia. - Harry no aparece desde hace una semana y tu solo... - se detuvo al ver los ojos de su amigo llenarse de lágrimas. El tono de la mujer se volvió un poco más conciliador - Quizás un poco de compañía no les vendría mal. Sin embargo, sigo creyendo que es una pésima idea.

Un perro de pelaje color negro, observaba el intercambio sentado desde sus patas traseras.

-Puede ser salvaje para Altaír. - Ante el tono desdeñoso de la mujer no pudo evitar gruñir. Ganándose la mirada de ambos magos.

-Pansy, soy perfectamente capaz de saber lo que voy a meter a mi casa y lo que no? - el tono de Draco era molesto y cómo no, si llevaba más de diez minutos escuchando a su amiga quejarse. - Vete, por favor.

Si pudiera frunciría el ceño cuando escuchó a Parkinson murmurar otras sandeces, nunca me había agradado, siempre tenía esa expresión de que le olía a mierda todo, quizás era ella que no aguantaba su aroma. Pero ya no le prestó atención, tenía que encontrar la manera de hacerle saber a Draco que era él, que era su marido, pero ¿cómo?

Su atención se vio dirigida hacia él pequeño que se encontraba sentado rodeado de juguetes en la mullida alfombra de la sala de estar. Sintió su pecho apretarse, su pequeño hijo, su pequeño bebé.

No pudo evitar acercarse con cautela y comenzar a olfatearlo llenando sus fosas nasales de ese aroma tan característico a bebé. ¡Oh Merlín! Incluso podría jurar que escucha los latidos de su corazón. - Su yo humano habría abierto los ojos sorprendido.

Había estado tan angustiado, había despertado en una tienda de animales en Londres, muy lejos de su hogar.

Lo último que recordaba era haber recibido un hechizo en su última redada que lo había dejado Inconsciente, donde lo último que escucho fueron los gritos de Ron y los demás aurores y cuando despierta esta convertido en un perro en una tienda de animales de la cual escapó.

Un golpe en su cabeza peluda le asustó haciéndole dar un brinco y sacudió la cabeza.

Los pasos acercándose le hicieron enfocar la mirada en el rubio que se había acercado con rapidez hacia ellos listo para quitar al niño de ahí en caso de que el perro reaccionará mal ante el gesto del niño, no quería que le tuvieran miedo así que en un reflejo le propinó un lengüetazo al niño en uno de sus cachetes.

Escuchó la carcajada de Draco, Dios, cuanto había extrañado escuchar esa risa nuevamente. Con un aire más tranquilo el rubio se sentó en la alfombra a un lado de su hijo a quien tomó en brazos y acomodó en su regazo, dejando un beso en una de sus suaves y regordetas mejillas.

-No se golpea a los animales, amor. - dijo suavemente, como si el pequeño pudiera entender dirigió una de sus regordetas manos a la cabeza de Harry y le dio un toque muy suave, casi como una caricia.

Harry por su parte intentó alcanzar la mano del bebé con su lengua, el chiquillo sorprendido soltó un chillido y después una risa.

Haciendo reír a Draco quien con su mano libre comenzó a acariciar la cabeza del perro negro que ahora estaba echado sobre la alfombra.

¿Eres tú? [Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora