Refugio

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Encontraron rastro de la magia de Harry.

Cosmo alzó las orejas sorprendido cuando escucho a su mejor amigo decir esa oración.

Se quedó estático con la caja de cereal en la mano cuando lo iba a vaciar al salón. Sus ojos abiertos miraban al pelirrojo mientras le daba una explicación.

–En una tienda de animales a unas cuadras de aquí – hizo una pausa –No es seguro, pero... Se interrumpió cuando el rubio continuó con lo que estaba haciendo en aparente calma. Pero se podía ver que estaba aparentando con más fuerza de la que se debía aplicar en la caja del cereal hasta el punto de arrugarla de la parte inferior o quizás por la forma en la que apretaba la mandíbula.

Terminó de servir el desayuno de su niño colocando el tazoncito - tapizado de figuras del Rey León - frente a Altaír, que tomó la pequeña cuchara torpemente y comenzó a comer ajeno al lío que se estaba generando desde hace dos meses. A pesar del enojo, Draco no dejó de darle una sonrisa de labios cerrados al niño cuando este aplaudió entusiasmado al ver las rueditas de colores en su tazón.

Cuando se aseguró que su hijo ya estaba comiendo se giró a ver a Ron, que lo miraba aguardando en silencio.

Solo que en los ojos de Draco se podía ver la ira contenida.

–No es algo seguro–repitió en voz baja.

Generalmente era Harry quien siempre usaba ese tono bajo cuando se ponía furioso, Harry acostumbraba a no gritar, pero sabían que cuando usaba ese tono daba la sensación de querer obedecer de inmediato sus órdenes. Varios –por no decir todos – de sus subordinados habían llegado a ser víctimas; sin embargo, todos podían estar de acuerdo de que nadie lo ha visto despotricar de enojo.

En cambio, cuando Malfoy lo usaba daba la sensación de ser como la calma antes que la tormenta, porque a comparación de su marido él despotricaba lo que le molestaba.

Antes de continuar, se giró para tomar a su hijo en un brazo y el plato con cereal de este con la otra mano y salió de la cocina.

Cuando regresó con varita en mano e insonorizó la cocina, solo se escucharía el ruido de afuera y aplicó un hechizo que le haría estar al pendiente de Altaír.

No dio tiempo de decir agua va cuando exclamó.

–¡¿Llevan dos meses en esta investigación y lo único que me dicen es que encuentran un rastro de MI marido pero que no están seguros?!

–Draco.

–No, Ronald, el maldito cuerpo de Aurores son unos ineptos. ¡Necesito a mi Esposo aquí ahora mismo y lo único que me dicen es absolutamente nada! DOS malditos meses qué su estúpido escuadrón no sirve para otra que no sea tomar el café en la oficina –Escupió con odio que por un momento Harry y Ron creyeron ver la fachada del estudiante odioso que había sido en Hogwarts. Fachada que se desvaneció cuando se desplomó en la silla de madera y una pequeña lagrima rodo por su mejilla.

–Hombre primero deja que desayune, –Una voz se escuchó detrás de él, cuando se giró se topó con la mirada amistosa de Blaise que estaba parado en el marco de la puerta junto a Neville, Ginny y Hermione había un vaso de café en una mano. –Buenos días –Dijo –te traje chocolate caliente, dicen que las penas con pan son buenas, pero no encontré pan.

Al parecer todos se habían puesto de acuerdo para traer el desayuno. Blaise entró a la cocina, directamente a abrazar a su amigo seguido de Neville y Ginny.

Draco cerró los ojos y negó con la cabeza no podía esperar, no debía esperar más, quería a Harry, su Harry de vuelta y no sabía por dónde empezar a buscar.

¿Eres tú? [Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora