Sinopsis

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Los tacones resonaban en las baldosas frías del suelo y en los escalones de la escalera de madera. Jenn en sus adentros se reía; se sentía como en esas series juveniles que veía con sus amigas, incluso llevaba ropa como uno de los personajes. Vestido ajustado, tacones de aguja, cabello bien alisado, uñas recién hechas y maquillaje impecable. Detrás de ella habían más personas igual que ella, bien vestidos, provocativos.

Los cuerpos mojados se rozaban en la pista donde todos bailaban la fuerte música que provenía de los parlantes colocados en cada lado de la casa, las parejas libertinas, los grupos de personas que se tocaban y estaban en sintonía. Todo era tan irreal.

Jenn llegó a una puerta color caoba del baño. Trató de abrir la puerta pero estaba bloqueada, frenéticamente la golpeaba para recibir respuesta.- hijos de perra.- siguió tocando y forzando el pomo de la puerta. -¡Dejen de coger y déjenme entrar!, ¡Malditos calientes!-. Ahora con la mano abierta golpeaba la puerta y seguía moviendo el pomo. Cansada y con la mano un poco adolorida se alejó y le dio una patada a la puerta, ajena a lo que sucedía en el interior.

-¡Bien!, Orinaré afuera-. Se dio la vuelta y caminó de vuelta al piso de abajo. Se acomodó el vestido negro y volvieron a resonar sus tacones puntiagudos. Bajó las escaleras despacio mientras veía a las personas que se fajaban en el último escalón.

La fiesta era por el cumpleaños de Vania, todos la conocían, era la reina de la preparatoria, sus fiestas siempre eran las mejores, todos estaban invitados y su casa era grande. Adolescentes tocandose en las escaleras, en la isla de la cocina, en el patio, en los arbustos y en los baños.

 ¿Era esta la fiebre adolescente?, De eso se trataban las fiestas de Vania. En medio de la pista de baile todos seguían un ritmo mientras se rozaban entre si para lograr una escena sensual y erótica entre ellos.

Cuerpos pesados chocaban en los costados de Alex. El enojo era parte de si mismo en este momento. Sin importar a quién empujaba o pisaba, el seguía caminando lo más rápido que puedo. Subió las escaleras con el mismo fervor y chocó con con el hombro de Jenn. -¡Ey!, con cuidado pendejo-. Ella no volteó a verlo pero el la reconoció enseguida, su ira se disipó un poco y soltó un suspiro. -lo siento, no vi por donde iba-. Pidió disculpas parándose un poco de su caminata.

-¡Alex!, Está bien, yo tampoco veía por donde iba, estaba tratando de no caerme de las escaleras-. El sonrió y se ofreció a ayudarla a bajar tomandola de la cintura, pero ella se negó.
-no es necesario, voy a buscar otro baño, si ves a Derek dile que lo estoy buscando, por favor-. El asintió.

-está bien, yo le digo si lo veo por aquí, mucho cuidado-. Alex se acerco y la pegó a su cuerpo para fundirla en un abrazo que ella sintió incómodo por la traspiración de sus cuerpos. La soltó y dejó que se fuera para seguir con su búsqueda.
Alex volvió a subir las escaleras de dos en dos escalones para llegar a la planta alta. Estaba frente a la misma puerta color caoba e igualmente la golpeó pero mas fuerte, la madera amenazaba con quebrarse.

-¡Se que están los dos ahí adentro!-. Sus dos puños golpeaban la puerta y sus nudillos estaban blancos de lo fuerte que los apretaba por el enojó.

La lengua inexperta de Alan, rebuscaba en la cavidad bucal de Derek. Sus manos recorrían la piel caliente debajo de su camisa negra arrugada. En ese momento algunos botones estaban desprendidos por el azulejo sucio del baño. Las piernas de Alan temblaron al sentir la rodilla de Derek rozar en el bulto que se formaba en su pantalón.

- ¡Ábranme putos maricones!-.
Alan se separó poco del beso, el cuerpo de Derek lo tenía apresado en la pared a un lado de la puerta cerrada.

-tenemos que salir- murmuro en sus labios rojizos e hinchados -Alex puede decirle algo a Jenn-.

-ella lo sabe-. tomó la mandíbula afilada de Alan entre sus manos para atraerlo de nuevo, pero este se echó hacia atrás.

-¿Qué?.- Y antes de que pudiera explicar algo o seguir con los besos, la puerta se abrió violentamente de una patada dejándolos vulnerables a los dos. -¿Por qué no abrían la puta puerta?-. su voz se fue apagando cuando los vio a los dos encaramados en los brazos del otro.

- ya entiendo, es por eso que Jenn ha estado tan distante.-

- Alex, sabes perfectamente que esto no es tu problema...- tranquilizó Derek al ver que de su cuello sobresalía una vena hinchada. -claro que es mi puto problema, he tenido a esta perra en mi cama también, ¿No te lo dijo?.-
la sonrisa sarcástica de Álex surgió en forma de defensa para no dejarse ver afectado con la situación. Derek aunque un poco sorprendido, lo sabía, sabía que Alan estaba con todos y cada uno de ellos, Andy, Pablo, Alexander e incluso Michael. pero Alex era su mejor amigo, al igual que Alan.
-Vamos amigo, tu molestia no es esa, sabes bien que Alan es una puta y ha estado con todos aquí-. Señaló Derek. -todos sabemos que quieres cogerte a mi novia, deja de reclamar por algo que ni si quiera te importa-.

Alan poco a poco se fue escabullendo por una lado de Derek para darse a la fuga y escapar de ahí. El era la razón de todo eso, evitarlo podría ayudar, no podía seguir con tanto. Los había lastimado a ambos.Bajo las escaleras lo más rápido que pudo agarrándose del barandal para ayudarse a bajar, la intoxicación que tenía en su sistema se extendía por detrás de su cabeza y sentidos.Estaba ya en el primer piso de la gran casa y buscó la salida de entre los cuerpos pesados y sedientos que seguían bailando.

- ¡Alan!-. Escuchó el grito de alguien entre la multitud. Cuando volteó se percató que era Jenn. -¡Alan, ¿Has visto a Derek?-.

Lo sabía.

Fue lo primero que pudo pensar Alan al ver el rostro de la chica. Ella no se imaginaba nada de lo que sucedía, o tal vez sí pero pretendía no saber nada. Pronto la culpa lo carcomió y no podía verla a la cara, agachó su cabeza y miró sus pies.- ¡Alan!, ¿Estás bien?-. Ella tocó su hombro y trato de ver su rostro agachado.Alan negó. -lo siento, Jenn-.

No estaba seguro de por qué se disculpaba con ella. -¿Por qué dices eso?-. Ella seguía cuestionándolo, pues no se veía bien y su rostro reflejaba angustia.
-no se dónde está, probablemente Derek está tomando con Isma y Alex fumando hierba-. Explicó rápido para salirse de la situación.
-oh, está bien, gracias Alan-. Le dio unas palmaditas en el hombro y se volteo para perderse entre el bullicio.

Alan dio un largo suspiro y volvió a caminar entre las personas y buscó la puerta para salir por fin de la casa. Encontró la puerta y salió. Respiró el aire fresco de la noche, el aroma a húmedo de la tierra y caminó hasta dar a la carretera de la calle.

CenefaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora