🌹CAPITULO UNICO.

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Spreen no era de sentir culpa, no era de sentir pena por nadie, el hacía y nada le importaba.
Es por eso que acepto el trato de ese diablo, por el simple echo de ser competitivo, frio, solitario y un hijo de puta, pero, ¿Era malo? eso era algo que se estaba repitiendo en su cabeza en este momento, donde el y sus dos compañeros, Roier y Quackity estaban en un "juicio" improvisado.

Spreen miraba con atención la discusión de ambos chicos frente a el, pero principalmente miraba a Roier, el cual estaba gritando que no iba  a darle nada al pelinegro mientras Quackity le gritaba cosas que no escuchaba.

Estaba hundido en sus pensamientos, el no quería matar a unos pobres animales por culpa de una apuesta y un trato, a un lado de Roier estaba su perro, el cual miraba la escena sin entender absolutamente nada, dirigió su mirada hacia el y movio su colita, sacando la lengua, se acerco al oso pidiendo caricias, las cuales el le dió, ahí se dió cuenta, mientras en susurros escuchaba al diablo contar hacia atras los segundos que le quedaban para cumplir el trato, que en realidad no quería matar a nadie, no quería realmente esa paga, solo estaba jugando.

—Roier.— El nombrado lo observo parando su discusión con el pato. — Sinceramente me chupa un huevo la apuesta, yo robe los ingredientes, no me pagues nada y dejemoslo asi, ¿Te parece?

Ambos chicos se miraron sin creer que Spreen renuncie a una apuesta, pero solo asintió de acuerdo con lo que habia dicho.
Sabiendo las consecuencias de romper el trato, observo al lobo y lo acarició por última vez antes de irse hacia su cafe dejando a dos chicos confundidos atras.

Mientras el diablo lo seguía confundido, no sabía porque habia dejado el trato, sinceramente, tampoco sabia que castigo iba a darle, nunca se habian negado a un trato antes, ¿Quemar su cafe? dudaba que a Spreen le importara lo suficiente, ¿Quemar su casa? no tenia una, el dormía donde sea y todas sus cosas las tenia encima.

—¿Que piensas hacer?— Le habló observando como subia las escaleras.

—Nada, hace lo que quieras conmigo, no pienso matar animales inocentes, no hay otra explicación.

—Pero, se te notaba emocionado por ganarle la apuesta, vamos, cumple el trato.

—¿Y que gano yo cumpliendolo? a Roier ni siquiera le importa si mato a su lobo, solo tendria a Missa enojado conmigo y no quiero.

—Bien, entonces tendrás que aguantar las consecuencias.— Le habló en un tono espeluznante, a lo que Spreen levantó los hombros.

—Esta bien, suerte buscando algo que me afecte realmente.

El diablo un poco enojado por la situación se fue dejando a Spreen solo, el cual estaba limpiando el lugar.
Unos pasos a sus espaldas lo hicieron voltear y ver a Roier entrar al cafe con una sonrisa.

—Hola Spreen, hey, no se que te pasó antes, pero lo pensé y por ser honesto quería preguntarte si quisieras que trabajaramos juntos, puedes vender mis tacos en tu cafe y nos unimos, ¿Que te parece?

—¿Café con tacos? medio rara esa combinación amigo, pero bueno, me parece, te puedo ayudar a buscar mas ingredientes.

—Va, lo mismo contigo Spreen, no se donde se consiguen las cosas para tu cafe pero podemos buscar o extorsionar a Quackity para que nos diga.

—¿Lo secuestramos al oso bimbo ese de mierda y que nos de todo?

—Oye no, pobre osito, el solo va por ahí con sus cuestionarios, no te hizo nada.

—Es un oso de mierda.— Responde burlón.

—Tu también y no te dije nada.

—Cuidando con zarparte boludito.

Obliged (Sproier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora