Capitulo 7

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Lupita: ¿Qué haces aquí? - dijo sorprendida por mi visita inesperada.

Roberta: Necesito ayuda - no estaba segura de mi apariencia pero, apuesto a que no era la mejor, pensar me hacía frustrarme.

Lupita: Bueno - dijo todavía confundida - Entra - se hizo a un lado dejándome espacio para pasar.

Avancé al interior de su casa cuestionándome el porqué vine.

Me miró aún parada en la puerta con sus brazos cruzados.

Lupita: ¿Y bien? - dijo después de unos minutos de silencio.

Pero yo ya no estaba segura de decirle algo, siempre iba con Mia cuando necesitaba consejos y la razón era porque sabía cómo reaccionaría y depende a cómo creyera que tomaría el asunto iba o no.

Pero con Lupita no sé cómo es su comportamiento, sé cómo es pero, yo nunca he hablado de cosas personales respecto a ella ni yo le he llegado a decir cosas importantes sobre mi. Ahora entiendo su confusión.

Roberta: ¿Sabes porqué Mia se está comportando así? - pregunté lo primero que se me ocurrió. Creíble pero, no lo suficientemente importante como para venir hasta aquí.

Rogué mentalmente que no me cuestionara.

Lupita: ¿De qué hablas? Sólo es Mia siendo una perra como siempre - se encogió de hombros extrañada por mi pregunta.

Roberta: ¡Por supuesto que no! - a pesar de que esa no era la razón por la que había venido, tenía ganas de discutirla y saber el punto de vista de Lupita - Ella no es así, al menos no conmigo.

Lupita: Cuando yo estoy con ella siempre es así - arqueó una de sus cejas, optando un aspecto seguro y desafiante - Excepto esa vez en la que me dejó de hablar cuando me acosté con un chico que le gustaba - hizo una mueca de horror, como si hubiera recordado algo asqueroso.

Algo en mi mente hizo "click", el sonido que hacen las piezas en un rompecabezas al juntarse.

Si a Mia le gusta Diego esa puede ser la razón de que se haya distanciado de mi, pero no tiene sentido. Todos los chicos que hasta ahora le han gustado ella siempre me lo ha dicho al primer momento, es decir, en cuanto los ve. ¿Y porqué le gustaría? Apenas si ha hablado con él, si no fuera por mi ni su nombre sabría.

Me sorprendió el rumbo que mis pensamientos estaban tomando, me estaba colocando a la defensiva conmigo misma. Que loco.

Lupita: ¿Eso es todo? ¿Para eso viniste? ¿Para hablar de la perra? - me preguntó algo enfadada pero, a la vez aliviada.

Roberta: Creo que sí - aún estaba confundida por el comportamiento de Lupita, y en parte lo agradecía , porque así dejaba de pensar en Diego.

Lupita: De acuerdo - esta vez parecía totalmente aliviada, como si no le gustara conversar o dar consejos en este caso.

Roberta: ¿Lupe, estás bien?

Lupita: Por supuesto,  sólo tengo una cita y no quiero llegar tarde - de acuerdo, indirecta para que me largue de su casa.

Roberta: De acuerdo, gracias por escucharme, te veo luego - avancé hacia la puerta pero, me detuve - Lupe, puedes contar conmigo para lo que sea - sabía que no estaba bien pero, si ella no me presionaba para que le dijera las cosas, yo tampoco lo haría.

Me miro con desconfianza en sus ojos pero, al ver que no dije nada más y de notar mis intenciones se relajó.

Lupita: Lo sé, y lo agradezco, nos vemos mañana en la escuela, y perdón por hacerte llegar tarde hoy.

Roberta: Ya no importa, hasta luego - Abrí la puerta, salí, la cerré nuevamente y me dirigí a mi auto un poco más tranquila, no entiendo porqué, no resolví nada pero, el hablar con Lupita me relajó.

Aparqué frente a mi casa y los nervios volvieron al ver la hora, eran las cinco y treinta, lo que significaba que en menos de tres horas Diego vendría y me llevaría a... Bueno, a donde sea que me lleve.

Es cierto, ¿A dónde me llevará? Me dijo que me pusiera algo abrigado pero, eso es obvio, estamos en invierno, muy pronto comenzará a nevar y además a las ocho siempre comienza a hacer frío.

Entré en mi casa y me decepcioné de no ver a mi madre, hace dos días que no la veo y a mi papá hace más de una semana, ya estaba acostumbrada y sabía porqué no estaban, así que no estaba preocupada pero, si decepcionada.

No tenía tanta hambre pero, aún así me hice un sandwich. Si bajaba demasiado de peso mi mamá se daría cuenta de que no como y me pondría al cuidado de alguien. No, gracias, no me gusta tener niñeras.

Me senté a ver televisión con mi sandwich de queso, jamón y tomate en la mano y mi coca - cola en la mesa de centro. Tal vez muchas estarían desde dos horas antes preparándose para una cita con Diego Bustamante pero, a mi no me importaba.

De hecho sí me importaba, ya que había estado pensando que si no iba perfectamente vestida, aunque tampoco como vagabunda, se daría cuenta que no trato de impresionarlo. Pero estuve pensando demasiado en ello por lo que cualquiera diría que me importa y mucho.

Una vez que el reloj marcó las seis y media me levanté y entré en el baño para darme una ducha. Quince minutos después salí y envolví mi cabello en una toalla y mi cuerpo con otra. Entré en mi cuarto para colocarme una pijama, no estaría con esto para cuando Diego llegara pero, no quería estar arreglada desde mucho antes, esto sólo era para mientras se secara mi cabello.

Regresé al sofá con mi pequeño bolso de maquillaje. Con las piernas cruzadas y dando mi perfil al televisor, comencé con mi pequeño trabajo. Rímel, labial, y un poco de colorete después, ya estaba lista. Hice nota mental de lo que tenía que hacer.

Bañarme, listo. Comer algo ligero, listo. Cepillar mis dientes, listo. Maquillarme, listo. Eso era todo y apenas eran las siete, tenía tiempo de sobra para hacer algo más. ¡TAREA!

Corrí por mis libros y revisé mi libreta de deberes. Sólo tenía tarea de matemáticas por la clase a la que no entré. Maldije una vez más a Lupita.

Estaba en medio de un problema cuando sonó mi timbre. Algo extrañada me levanté y caminé hacia la puerta.

Roberta: ¿Diego, que haces aquí? - mi voz se fue apagando de a poco al caer en la cuenta de que él me había dicho que vendría por mi y que yo estaba en pijama frente a él.

Diego: ¿Estás lista? - dijo claramente burlándose de mi situación.

Roberta: ¡No te burles! - chillé mientras me hacía a un lado para dejarlo entrar.

Diego: ¿Qué estabas haciendo? - dijo al ver mis libros desordenados en el sofá.

Roberta: Tarea pero, se me fue el tiempo.

Diego: Esa pijama es muy sexy,  - me miró de arriba a abajo lo que sólo hizo que me ruborizada - Pero, por desgracia, no te sirve a donde iremos, ve a cambiarte - se sentó en el sofá con los brazos abiertos de par en par apoyados en el respaldo.

Roberta: Te golpearía pero, no te mereces mis golpes - que no le dolerán - No toques nada - amenacé antes de correr escaleras arriba hacia mi cuarto.

Me coloqué una blusa pegada sin mangas y sobre ella un sweeter negro con capucha, me puse unos jeans entubados y unos converse y deje mi cabello suelto. Me miré en el espejo y parecía que iba a asaltar un banco por lo que me cambié a una blusa holgada y una chaqueta color chocolate con los mismos jeans y zapatillas de ballet. Así está mejor.

Me paré frente a la puerta preparándome mentalmente para baja pero, descubrí que aunque llevaba menos de una semana conociéndolo. Iría con Peter a dónde sea que me llevara.

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora