Ése Alfa ©

Capitulo diez

     —Estarossa, ¿porqué no lo piensas un poco? —una ráfaga de humo salió del cigarro, giro un poco en la silla y volvió a mirar a su hijo. Estarossa estaba sentado frente a su padre, hacían años que no lo veía y solo hablaba con el por llamada cuando tenía algo importante para el. Pero lo único que el señor Demon decía era lo mismo, «¿Porqué no lo piensas un poco Estarossa?» cuándo Meliodas se fue, el cargo de la herencia empezó en Estarossa, el era aún muy joven y demasiado ingenuo como para tomar todo el cargo. Se estremecía en su silla, le costaba respirar con todo el humo inundando con rapidez el ambiente.
     —Papá... Ya hemos hablado de ésto, muchas veces, yo... Yo no sirvo para tu empresa, solo estorbar —cerro los puños con fuerza, frunció el entrecejo mientras bajaba la mirada, no se atrevía a mirarlo en esa situación. En vez de Zeldris, el tuvo que ayudarlo con sus agenda y diferentes juntas que tenía que preparar para él. Era muy molesto y le costaba mucho hablar sin trabarse o entrar en pánico. El trabajo de asistente era molesto, desde que Zeldris empezó su ciclo de calor, todo se volvió muy complicado. Su padre se puso furiosos cuando supo que Zeldris estaba en calor.
     —Estarossa, ¿sabes lo horrible qué se siente que tú hijo mayor, un alfa, no pueda tomar lo qué yo e estado trabajando toda mi vida? —ese gesto lo molesto, «un alfa», si tanto quería que alguien tomara su sucia empresa, entonces cualquiera estaría bien. Penso Estarossa, pero no se atrevió a decirlo en voz alta, apretó los puños aún mas cuando lo pensó un poco más, Zeldris seria un gran jefe si su padre le diera la oportunidad. Pero el aún no confiaba del todo en Zeldris, era por eso exactamente que no confiaba en el. Por ser un omega.
     —Pa, yo no quiero trabajar aquí, o ser el jefe o como sea que te llamen a ti. Yo quiero trabajar para Zeldris —el silencio lleno el lugar de pronto, el señor Demon suspiro y más humo salió de su boca, el corazón de Estarossa pareció haber caído de su lugar.
     —Largate —asintió y se puso de pie, abrió la puerta de un golpe y la cerró con cuidado, camino hasta la salida con el ceño fruncido. Algunos empleados lo saludaban y otros lo ignoraban, el nunca podria tomar el trabajo de jefe... El lo sabía, y su padre también, ¿porqué seguía insistiendo?

...

     Al llegar a casa fue a la cocina, preparó alguno de comer y se sentó en el comedor aún pensado en lo que su padre había dicho sobre el. Su relación era complicada, cuando Meliodas se fue se suponia que sería él quien se hiciera cargo de la empresa Demon. Cuándo hicieron el chequeo médico y descubrieron que era un alfa, y además el segundo hermano capaz de heredar lo que el otro no pudo. Al principio se convirtió en una meta, pero con el paso del tiempo su familia se fue cayendo a pedazos. Su madre, a la cual nadie parecía recordar, tuvo que sufrir los mucha abusos del señor Demon. Era una omega, una omega fuerte, la primera antes que Zeldris y la primera que Estarossa haya conocido. Los crío aún con el abuso de su esposo y el dolor que esté le hacía pasar. Nunca dejó de amar y proteger a sus hijos, hasta que murió. No se sabe a qué edad, ni siquiera su propio padre recuerda su nombre...

     Todo aquello paso años atrás, cuando apenas Estarossa era un niño de tan solo dos años de edad y Zeldris aún no existía. Meliodas apenas era un niño de cinco años cuando su madre murió. Desde entonces nadie la a mencionado, si es que te quisieras enfrentar a la ira del señor Demon. Por eso, nunca en su vida, volvió a querer hacerse cargo de la empresa. Su padre sabía porque no la quería, pero no dejaba pasar la oportunidad de preguntarle de vez en cuando si había cambiado de opinión.

...

La semana transcurrió, las tareas eran cada vez más y Zeldris ya se sentía mucho mejor, durmió un día entero y solo se levantó para comer. Todos sus amigos lo fueron a visitar al final del día.