𝐀𝐏𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐀 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐎𝐍𝐀𝐑

Chapter X

-Han vuelto, eh.

-Si, señor.

-Traigan a la banda cangrena. Hay que jugar un poco.

El joven asistente abrió sus ojos asustado. No podía creer lo que estaba saliendo de la boca de su jefe.

Un golpe resonó en la mesa de mármol. El muchacho solo hizo lo que su jefe pidió.

...

Termino la jornada en la universidad, Buttercup camino lejos. Sintiendo el sol en sus mejillas gracia al sol. Conocía Townsville como la palma de su mano. Conocía cada camino, avenida y rincón en toda esa pequeña ciudad. Ahora se podía permitir escuchar las risas de los demás niños, en el fondo deseo haber sido uno de ellos.

De repente algo la golpeó en la cabeza, un balón . La joven volteó enojada mientras se cubría con la palma de su mano la cabeza.
-¿¡Cual es tu problema, amigo?!-Exclamó ella.

Un joven pecoso de cabellera castaña y los dientes frontales un poco grandes se acercó.
-¡Ayy, no seas quejica!
Buttercup levantó una ceja.
El joven apartó un mechón de su cabello castaño, sus ojos se abrieron en sorpresa, inevitablemente una jadeo salió de su boca.

-¡Oh, Dios santo! ¡Pero si es Buttercup Utonium!-Exclamo el muchacho tomándola de los hombros y meciéndola un poco. -¿Te acuerdas de mi?

La joven vio sus pecas, solo había un solo hombre con quien se llevaba bien, bueno, aparte de Butch y ese era Mitch Michelson, su amigo en el kinder.

-¡Para Mitch! ¡Me estás mareando!- Exclamo la joven, tomándolo también de los hombros. Ambos se miraron un momento y empezaron a reír a carcajadas.

-¿¡Donde habían estado?!-Pregunto el muchacho.- La ultima vez fue un poco rudo.
Buttercup mordió su labio al recordar la última vez en Townsville.

-Residimos en casa de una pequeña familia en Dallas.-Explicó Buttercup.
El joven suspiró y posó las manos detrás de su cuello.

_¡Ah! ¡Estabas en una gran ciudad! Ahora eres una mujer de mundo.-Comento el.- A lo mejor has olvidado cómo es jugar soccer con el mejor.

La pelinegra sonrío y pateo el balón. Había aceptado el reto.

-Eso se puede probar-Respondió ella.

Era como si volvieran a ser niños, buscando cualquier forma de divertirse. Persiguiendo ese balón, metiéndose trabas para ganarle al otro. Buttercup sentía sus cabellos pegados a su cara debido al sudor, las pecas de Mitch parecían pepas por el calor. Al cabo de una hora ambos se tiraron al césped, con las mejillas rojas por el cansancio.

-Eso fue divertido- Dijo ella con la voz entrecortada.

El joven le sonrió de igual forma.

-Te extrañe Butter.

-Yo igual, Mitch-Le respondió ella de igual forma. Iba a cerrar sus ojos cuando sintió una mano cubriendo la suya. Abrió los ojos en sorpresa y dirigió su mirada al muchacho de cabellera castaña. No dijo nada...

Bueno realmente no dijo nada porque una figura apareció flotando Justo al frente de ellos. La mirada de este intruso se dirigió a las manos de los "amigos". Su mirada verdosa se afiló y dio una sonrisa descarada .

-Estoy cansado-Comento el de ojos verdes. Luego procedió a recostar ese en medio de los dos.-Oh, Mitch, espero que no te moleste-Comentó el joven despreocupado mientras apartaba la mano del castaño.

-¿Sabes Buttercup? Escuche que este semestre justamente tu clase, tendrá  la oportunidad dar clases a los niños más pequeños y como deseas ser profesora de educación física.-Comentó el de joven de cabellos azabaches.

-¡¿Es enserio Butch?! ¡Es grandioso! ¿Cuando es?-Pregunto extasiada la chica, ahora se encontraba flotando, literalmente.

El joven le sonrió.

-Estás inscrita, de nada- Comentó el joven.

La muchacha de cabellos negros se dejó caer y lo abrazó. Rodeando su cuello con sus brazos. Butch miró a Mitch, le guiñó el ojo al joven, marcando territorio.
Buttercup era su amiga.
Y por alguna razón, el saber que algo era suyo, le aprecia un poco posesivo pero le reconfortó de alguna forma