¿Por qué tuviste que ser tan frio? Habiendo una y mil maneras de decirlo, elegiste la peor. No erré al desconfiar de tu supuesto engaño (que resultó ser no tan supuesto), por eso me voy. Tres citas, nada más. Todos tus "te amo", eran solo eso, palabras sin un trasfondo. Esas noches de insomnio dónde hablábamos de nuestros pasados, eran solo eso, pláticas sin tacto. Me voy preguntando ¿Por qué me dueles tanto? Dejar ir a las personas nunca fué un problema, hasta ahora.¿Qué querías de mí? Tengo tanto que cuestionar.
Me voy porque no quiero sufrir por alguien que no conoce el verbo "amar".
Me voy porque no quiero sufrir, menos quiero que tú sufras conmigo.
¿Por qué dejarme así, sin razón alguna? ¿Por qué intentar romper este corazón genuino? Corazón que sacaba tiempo de dónde no había solo por tí. Corazón que entregué sin condición, sin precio, sin fecha de vencimiento; órgano cuyo latido se aceleraba con cada mensaje, cada abrazo, con una sola mirada. ¿Por qué el cambio tan repentino? Hace menos de 30 horas dijiste que me amas.
No puedo llorarte, las lágrimas no salen. ¿Será que los ojos intentan evitar que pierda la dignidad convertida en lágrimas? Lágrimas de impotencia y confusión, signos de una ácida y larga noche. De un insomnio confuso, dónde no encontraré respuesta a tu partida. Me pediste irme. Y me voy.
Aunque, si algún día decides volver, quiero decirte que siempre estaré en aquel App de logo anaranjado en la que tantas horas pasaba. Búscame ahí, me encontrarás preguntando ¿Por qué?