Preguntas sin respuesta.

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Capitulo I.

La mañana estaba fresca y despejada, mi cuerpo estallaba de emoción enorme, me habían ofrecido formar parte de un nuevo proyecto el cual llevaba el nombre de "El Retador" dónde trabajaría con mi exesposo cómo lo había venido haciendo, así como al lado de Itatí, Consuelo, Juan y un equipo maravilloso detrás de ello.

Toda la noche había sido ahogante, daba vueltas de un lado a otro, cambiaba de posición tanto que la emoción no me había dejado dormir como era, hoy era la primera grabación y tenía unas ojeras de mapache pero tenía toda la actitud para ir.

Con toda la actitud positiva de que esté será un nuevo comienzo para regresar a la pantalla chica me pongo de pie y entro a la ducha para refrescarme, enjabono cada parte de mi cuerpo y lavo con delicadeza mis chinos. Cierro la llave de el agua y me enredo en la toalla color beige que está colgada, con otra me quito el exceso de agua del pelo, me pongo cremas para mantenerme fresca y radiante - y de veintiocho añitos - salgo del baño y entro al vestidor, escojo un jean negro y una playera del mismo color, unos tenis de plataforma que últimamente he usado porque son bastante cómodos, peino mi cabello y dejo que se seque solo, no me pongo nada de maquillaje solo bloqueador para después bajar a desayunar.

-Buenos días - saludo a Rosy, a quien considero parte de la familia.

-Buenos días señora, veo que esta muy feliz.

-Me siento contentisima que no me cabe la emoción en el cuerpo.

-Sus ojos hablan por usted y la manera en que se expresa - dice y me sonríe - ¿Quiere que le sirva el desayuno? ¿O voy a servirle al señor?.

-¿Manuel ya anda patas pa arriba? - le pregunto de manera graciosa - sabes que, llévame el desayuno a la casa del señor.

Doy la vuelta sobre mis talones y me dirijo a la casa de Manuelito, camino  aproximadamente unos veinte pasos y tocó la puerta de su departamento, una, dos y tres; la puerta se abre y deja ver a Manuel con su pelo alborotado y su bata de pijama de rayas.

-Caray Lucerina, porque me despiertas de madrugada.

-No te hagas Manuel, Rosy me dijo que ya andabas despierto así que no me trates de engañar, eh - le reprochó.

Me mira y sus labios rosados se levantan de las comisuras dejando a su paso una sonrisa pero se que algo trama porque no me ha invitado a pasar, trata de cerrarme la puerta en la cara y meto el pie para impedirlo, forcejeamos con la puerta hasta que se da por vencido y me invita a pasar.

-Igual si no me dejabas entrar lo haría cuando viniera Rosy - sonrió despreocupada.

-Ah, ya se porque tú aparición tan repentina, me quieres quitar mi thermomix cómo siempre Lucerito.

Suelto una carcajada que resuena por toda la casa.

-Manuel, no sé ni hacer una quesadilla.

-Mira que lo digo yo, que hasta el agua se te quema, antes no me mataste cuando estábamos casados - bromea.

-Si te encantaba ver la cara que ponía.

-No, todavía.

Niego con la cabeza, sus respuestas a veces suelen quitarme las ganas de seguirle peleando en juego, siempre tiene la manera de hacerme quedar en un estado de pregunta.

-Rosy no parece, creo que iré preparando el desayuno.

-No, no, Lucerito no - me dice con voz firme y alzando el dedo - yo todavía quiero tener casa y llegar a la grabación.

-Por cierto, ¿Cómo te sientes con esto?.

-Feliz Lucerina, feliz - remarca la última palabra - si no no hubiera aceptado, además si te veo la cara todos los días que más da verte en el trabajo - me bromea.

¿Lazos de amor o de vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora