Evaluando los acontecimientos desde una perspectiva más madura, conferida por los años, he concluido que tal vez invadir nuestro instituto durante la noche con el propósito de prepararles bromas pesadas a los profesores no fue nuestra idea más brillante.
Sin embargo, nadie se atrevería nunca a culparnos puesto que ni Einstein hubiese podido prever las consecuencias de lo que sucedería. Porque, ¿cómo demonios íbamos siquiera a imaginar que una estúpida travesura adolescente repercutiría a tan largo plazo en nuestras vidas? ¿O que las consecuencias escalarían hasta el punto de marcarnos como ganado durante el resto de nuestro maldito paso por este mundo podrido?
Y no, no hablo del miserable trastorno por estrés postraumático en el que mi terapeuta insiste a menudo; tampoco de los horrorosos y desgarradores gritos que despiertan a mis vecinos durante las raras ocasiones en las que consigo conciliar el sueño; mucho menos de la pequeña cicatriz que adorna mi rostro cual tatuaje, reposando al costado de mi ojo derecho como si su única misión fuera recordarme lo sucedido cada vez que me enfrento a mi reflejo proyectado en cualquier superficie.
En verdad, me refiero a la vida de esos chicos, mis amigos, aquellos que no lograron escapar de la retorcida pesadilla que se sembraba bajo nuestros pies; los que quedaron eternamente atrapados en la telaraña tejida por un maníaco que se ocultaba tras las sombras.
El mismo demonio que sin inconvenientes disfrutó viéndonos caer en su trampa mortal, uno por uno, cual moscas de escaso intelecto atraídas por la miel que alimentaría nuestro ego. ¡El Gran Maestro en la partida de ajedrez a la que ni siquiera sabíamos que estábamos jugando!
Pero vale, ya está, basta de retórica sin sentido, es el momento de contaros lo que realmente ocurrió, o al menos intentarlo, desde mi punto de vista por supuesto. Fue una experiencia terrible, admito que no me agrada la idea de revivirla, mas, hicimos un acuerdo y cumplir con mi parte del trato es lo justo.
Eso sí, os lo advierto, este no es un cuento de hadas con un "felices por siempre". De hecho, no hay ningún tipo de final feliz en esta historia, solo secretos escabrosos cuidadosamente envueltos en miedo y sangre. ¡Y una moraleja, claro! Muy trágica e instructiva, por cierto.
Bueno, ha llegado la hora. Es tiempo de dar el siguiente paso, ¿estás listo?
Si tu respuesta es sí: ¡felicidades! Eres oficialmente bienvenido al infierno.
¿Quieres agua? ¿Quizás jugo? ¿Estás seguro? El viaje será intenso.
¿No te apetece nada? Está bien, como prefieras.
¡Disfruta tu estadía!
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Welcome to Hell
Mystery / ThrillerCuando un grupo de chicos marginados y profundamente resentidos con el sistema educativo desea patentizar su descontento, deciden que su mejor opción es invadir su colegio a hurtadillas durante el fin de semana de la independencia y causar tanto cao...