Domingo por la mañana y el ojiazul se encontraba frente al espejo del cuarto de baño. Había puesto espuma en su cara, para ser exactos la puso en su barba y bigote. Se va a rasurar. Quiere ir presentable a su día de visita con su pequeño.
Hoy por fin lo verá y tendrá en sus brazos después de quince días separados. Odia tener que estar alejado de su hijo, su bebé, su niño, su campeón que lo es todo para él. Pero sabe que todo eso es el precio de andar con alguien menor, alguien que aún no había vivido y disfrutado al máximo su juventud.
Si bien, él no es muy grande, su ex novio si es muy chico.
Veinte años tiene el rizado caprichoso que aún le roba el aliento y lo pone a temblar. Es increíble que todavía cause ese efecto en él y lo haga actuar como un adolescente, cuando ya está por cumplir los veintisiete años.
A veces se pone a pensar en todo lo que vivieron juntos, desde que empezó la relación hasta que terminó.
Ellos se conocieron por medio de unos amigos en común.
El primer encuentro fue como cualquier cosa para el castaño, mientras que para el rizado lo fue todo. De una, le entro la idea de querer estar con él aún siendo muy pequeño. Acababa de cumplir los dieciocho hacía apenas unos días y se veía que su crush era mayor. Le calculaba unos veintitrés, la sorpresa se la llevó cuando el castaño le dijo que tenía veinticinco y que no podía haber nada entre ellos, y comenzó a marcar la distancia entre ellos, pero él se aferró, no permitió que el castaño lo siguiera ignorando, intento tantas veces como le fue posible hasta que logró que pasará algo entre ellos, besos y un poco más.
Ese poco más fue la gota que derramó el vaso para el castaño que estaba envuelto en un tormento que su cerebro y su pensamiento le daban.
Al final el ganó, lo convenció para hacer su "relación" formal y después de unas cuantas salidas, el ojiazul se encontraba en la sala de la casa de los Styles.
Había ido para pedir permiso a los padres del rizado para tener una relación con su hijo, la madre no muy convencida acepto y el padre pegó el grito en el cielo, no quería aceptar que su "bebé" estaba enamorado de alguien mayor que él, pero no le quedaba de otra, no tenía otra opción y menos cuando en ese instante el rizado les dió la noticia que estaba en espera. Mostró la prueba de embarazo. La puso frente a todos y el castaño quería que la tierra se lo tragara.
Se supone que apenas iba a comenzar la relación con el rizado y ahora tenía la soga en el cuello. Su suegro lo quería matar, afortunadamente el rizado intervino y logro calmar todo.
El ojiazul dió la cara ante la situación y le prometió a su suegro que respondería por todo y aprovecho para hacer todo más formal.Le pidió autorización a los Styles para poder casarse con el rizado. Louis estaba seguro de que Harry era el amor de su vida, con el qué quería formar una familia y pasar el resto de su vida. Los señores aceptaron y el rizado era el más feliz. Era tanta su felicidad que en ese mismo rato les dijo a sus padres que se iría a vivir con su prometido. Ellos aceptaron, no había mucho que hacer. Pronto llegaría un nuevo miembro a la familia y nada mejor que naciera en un hogar.
Contentos se fueron de la casa. Louis cargaba las maletas del rizado para adentrarse al departamento. Todo parecía que marcharia bien, no imaginaba que tiempo después la estancia de su prometido en su departamento, sería fatal y desgastante para él.
El primer trimestre del embarazo todo fue miel sobre hojuelas. Dos enamorados llenando de amor el hogar y el castaño cumpliendo todo capricho, antojo y llenando de mimos a sus pequeños, siempre besaba el vientre de su novio, lo llenaba de caricias y al rizado lo llenaba de besos.