CAPITULO #2

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Después de escuchar la historia de su padre, Daniel no pudo evitar sentirse un poco incómodo con su nombre. Sabía que no era el nombre más emocionante, pero no se había dado cuenta de que su padre lo había elegido simplemente por la moda de la época.
Decidió que necesitaba un cambio y comenzó a buscar nombres más interesantes. Después de semanas de investigación exhaustiva, finalmente encontró uno que le encantó: Thorvald. Sí, era un poco inusual, pero eso lo hacía aún más especial. Además, sonaba poderoso y audaz, lo que era todo lo que Daniel quería ser.Cuando le contó a sus amigos y familiares sobre su nuevo nombre, todos lo miraron con incredulidad. "¿Thorvald?", preguntó su abuela. "¿Es eso siquiera un nombre real?"Pero Daniel no se dejó desanimar. Estaba decidido a hacer que el nombre Thorvald fuera algo grande. Comenzó a presentarse a sí mismo como Thorvald en todas partes, incluso en su trabajo y en los bares locales. La gente se sorprendió al principio, pero finalmente se acostumbraron a ello.Un día, mientras estaba en el bar, un extraño se le acercó y le preguntó: "¿Eres Thorvald el increíble?" Sorprendido, Daniel respondió: "Sí, así es como me llaman". El extraño sonrió y le dijo que había oído hablar de él y de su nombre único en toda la ciudad.Desde ese día en adelante, Daniel se sintió más seguro que nunca con su nombre. Comenzó a abrazar su singularidad y a dejar que su personalidad audaz brillara. Y aunque su padre lo había llamado Daniel solo por moda, Thorvald era un nombre que lo hacía sentir verdaderamente especial.Ahora, cada vez que alguien se burla de su nombre, Daniel solo sonríe y piensa en lo aburrido que sería si todos tuvieran el mismo nombre. Ser Thorvald no es solo su nombre, es su actitud. Y eso es algo que nadie puede quitarle.

El destino me llamo Daniel: una historia de cachondeo y sorpresasWhere stories live. Discover now